Lo que procede ante la tragedia

Lo que procede ante la tragedia

La catástrofe en que está sumido el pueblo haitiano toca muy de cerca, casi en carne propia, al pueblo dominicano. El dramático cuadro dejado por el terremoto de más de siete grados y sus réplicas, nos convoca a tomar cuantas medidas de cooperación y auxilio sean posibles para ayudar  al  vecino. Ya lo hemos estado haciendo mediante el envío de ayuda material y personal de socorro al lugar de la tragedia.

Más allá de lo que hemos estado haciendo, procede instalar  en la frontera uno o varios campos de refugiados, provistos de servicios médicos, cocinas móviles y casas, para contener en la línea divisoria una previsible avalancha humana. Mediante arreglos de Gobierno a Gobierno con otros países se puede lograr que  parte de la ayuda humanitaria para damnificados se canalice a través de esos campos de refugiados.

El terremoto ha dejado poco en pie en Haití. Una consecuencia  previsible es que  las carencias multipliquen el número de haitianos que en tiempos normales buscan mejores condiciones de vida en territorio dominicano. En otras partes del mundo y ante situaciones catastróficas como esta, se recurre a los campamentos fronterizos para refugiar damnificados y contener inmigraciones masivas. La situación de catástrofe en Haití aconseja que adoptemos esta fórmula.

Prevención sanitaria urgente

El paso del tiempo es un factor en contra de las tareas de socorro en Haití. El proceso de descomposición de los cuerpos atrapados entre escombros y la falta de condiciones de higiene multiplican los  vectores de enfermedades, sobre todos las transmisibles, que amenazan a los sobrevivientes. La ayuda masiva, y en particular la sanitaria, debe fluir rápida y efectivamente hacia Haití. Contrarrestar estos factores sanitarios es una tarea que hay que hacer oportunamente.

Como vecino de Haití y como receptores de sus migrantes, nos corresponde establecer normas sanitarias preventivas especiales. Aparte de enviar personal médico y medicinas hacia el vecino país, debemos desarrollar operaciones de vacunación local contra enfermedades contagiosas que suelen brotar bajo condiciones como las actuales. En Haití, las carencias cotidianas han profundizado y agravado. Esto nos obliga a afinar la prevención sanitaria.

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