El pasado viernes 12, el presidente Medina visitó la comunidad de Arenoso en la provincia Duarte, en donde su incomodidad hizo explosión al visitar los trabajos paralizados de un liceo que se construye allí, y que desde hace varios meses el contratista no acude al trabajo, pese a que se le han pagado las cubicaciones.
La incomodidad del jefe del Estado fue tal, que de inmediato se puso en contacto con el contratista para que a más tardar el pasado lunes reiniciara los trabajos, cosa que lo hizo desde el sábado 13. Aun cuando esta obra fue otorgada de grado a grado en la administración anterior del PLD, la reacción del presidente evidencia que no está conforme de como marcha el magnífico plan de la construcción y reparación de diez mil aulas que involucra la participación de decenas de ingenieros y arquitectos. De estos, muchos confrontaron dificultades para darle inicio a los trabajos, al no estar disponible el terreno para la edificación o dejadez del contratista por haber dispuesto del avance para otros asuntos.
Además, se sabe que la meta no será alcanzada para tener disponibles las aulas en el inicio del nuevo año escolar, previsto para el venidero mes de agosto. Hasta la fecha el programa se encuentra en no más de un 35% de ejecución; quizás se hará mucho ruido con las pocas aulas que se logren terminar para la fecha, evadiendo la realidad de una situación que no se previó, debido al entusiasmo oficial al aprobar el plan de las 10 mil aulas para septiembre.
El problema, que ha incomodado al presidente Medina, es que a la burocracia no le interesa ni la supervisión de obras y mucho menos el mantenimiento. Y la muestra es ver el estado en que se encuentra la mayoría de las obras estatales con la necesidad de Obras Públicas de emprender un costoso programa de rehabilitación de calles y carreteras, invirtiendo millones de pesos con el asfaltado, ya que anteriormente no se le había proporcionado un mantenimiento adecuado.
Y en el caso de la supervisión de las construcciones oficiales, hay una falta de la misma, en que el caso del liceo de Arenoso, si es que tenía supervisión, es una muestra que le ha permitido al presidente Medina evaluar las capacidades gerenciales de sus subordinados. Hay una falla al nivel ejecutivo de quienes son los responsables para que esas cosas no ocurran, y pese a que se pagan religiosamente las cubicaciones, hay una desatención a nivel superior de los ministerios que dejan a los subordinados a darle el seguimiento adecuado y contando con una buena supervisión, pero la realidad ha estallado cuando el presidente Medina, al acudir personalmente ha destapado el lío de sus funcionarios más empeñados en el figureo y venderse por su exposición mediática de cada día.
Y el caso de la escuela de Arenoso no es el único dentro de otros proyectos de obras públicas repartidos por todo el país, por lo cual es evidente que la supervisión no es suficiente para darle un seguimiento personalizado a cada construcción. Esto obligará, de ahora en adelante, a los principales funcionarios de los ministerios a realizar con frecuencia viajes de inspección a las obras que se construyen bajo la responsabilidad de sus ministerios.
Y es que el presidente Medina, con sus viajes sorpresas de los fines de semana, tiene sobre ascuas a su gabinete, y que ahora, como ya cuenta con un portafolio de realizaciones de su primer año en proceso, puede determinar de cómo sus subalternos trabajan y si en verdad están impregnados de la filosofía de hacer lo que nunca se ha hecho, para determinar si los trabajos marchan de acuerdo al cronograma establecido por la dependencia oficial responsable con el contratista.
En definitiva, es tiempo que el gobierno entienda, que el dejar de lado tanto el mantenimiento como la supervisión de obras, se le hace un flaco servicio a los recursos oficiales que se dilapidan por la escasa duración de las obras, pero la estrategia presidencial de sus visitas constantes impediría que le metan gato por liebre.