Lo que se merecen los artistas dominicanos

Lo que se merecen los artistas dominicanos

Saliendo de la magnífica y triunfal exposición colectiva “Espacio cerámico”, que ha reunido, gracias a su mentor Ezequiel Taveras y por esfuerzo propio, a diecisiete “héroes” del arte del fuego en la Galería Nacional de Bellas Artes, nos pusimos a reflexionar, una vez más, acerca de la condición de los artistas dominicanos contemporáneos, que, sin ayuda, logran producir obras maravillosas y nunca se descorazonan…

Es una situación injusta que no corresponde a sus talentos ni a sus méritos, y ciertamente puede mejorar con distintas iniciativas y perspectivas: ahora es un buen momento. A los “hacedores” actuales, les deben dar facilidades y apoyo, y con mayor razón cuando no son reiterativos ni convencionales.
Luego, los eventos institucionales son los que, en primer lugar, tienen la obligación de estimular a los artistas en plena creatividad.
Redefinir la Bienal. La Bienal Nacional de Artes Visuales es el mayor evento en las artes visuales, y cada dos años abre nuevas esperanzas. Sin embargo, a pesar de que la precede una larga preparación que involucra a varios especialistas, culmina en una decepción, si no una frustración. Que haya cientos de participantes no tiene una significación positiva si se admiten obras pésimas y se rechazan otras ciertamente aceptables, si, en cuanto a las premiaciones, una parte no hubiera debido siquiera llegar a la selección.
Se suele culpar a los jueces de ese desastre, es una verdad a medias. La Bienal debe revisarse y redefinirse –no solamente en la redacción de su reglamento–. La última edición ha sido particularmente triste, caracterizada por un retroceso de décadas en las piezas exhibidas y en una premiación desconcertante. Una convicción ampliamente compartida anhela un cambio normativo, y han sugerido una comisión permanente de trabajo, siempre que esa no mantenga la bienal en una tradición rezagada…
Bienal del Caribe. Nos referimos a la bienal nacional, pero otro dolor es el continuo aplazamiento de la Bienal del Caribe, que empezó como una verdadera fiesta en el 1992, se celebró hasta el 2003…. y renació de sus cenizas en el 2010, bautizada Trienal. La esperanza volvió a apagarse… todavía no se ha anunciado la segunda edición de la Trienal.
Las razones del fracaso son múltiples, empezando porque la bienal se había iniciado muy bien con la pintura, y que, como sucede a menudo, por querer dar y alcanzar demasiado, hubo retroceso e insolvencia… Nuestro país estaba al fin en el mapa del Caribe y había adquirido personalidad propia en la comunidad artística regional… pero, otra vez, el aislamiento (sic) nos acosa, y la vigencia internacional se nos ha caído.
No nos cansamos de lamentar la poca proyección y la falta de contactos con el exterior, que limitan el acceso de nuestros artistas a otras plazas y a los grandes eventos (trans)continentales. Éxito y oportunidades de una ínfima minoría no bastan.
El arte público. Últimamente, a propósito de una inefable estatua, se ha vuelto a hablar de arte público, episodio que confirma que aquí no existe, iniciado el tercer milenio.
Sin embargo, y ello parece increíble, auténticos murales –una expresión tradicional privilegiada– florecieron desde la década del 40 en Santo Domingo y en otras localidades del país.
Ahora bien, aparte de que imperaba entonces la dictadura, el avance de las artes visuales con la creación en libertad ha postergado el muralismo. Sin embargo, muros exteriores, en las calles de la capital, se están cubriendo de seudo grafiti, de autoría desconocida, que a menudo resultan una cacofonía visual, ajena al verdadero “street-art”. ¿Cómo se hacen la convocatoria y el encargo?
Y respecto al arte monumental y la estatuaria, hay que insistir en un certamen, en una convocatoria abierta, y que el arte público en estadios, plazas, avenidas, carreteras, favorezca a la auténtica creación de hoy, a la gran escultura dominicana…
Esa categoría solamente conserva a intrépidos sobrevivientes, –¡a los cuales además nuestra Bienal Nacional menosprecia!–
(Continuará).

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