Lo que se necesita es un gran Pacto Político

Lo que se necesita es un gran Pacto Político

Tirso Mejía-Ricart

En otras ocasiones he insistido en la necesidad de un pacto político en el país. He aquí lo escrito hace dos años:
“La evidente crisis de credibilidad, de confianza y de seguridad personal con respecto a las autoridades civiles y militarizadas que existe en el país, se acerca a un punto de rompimiento que amenaza seriamente la precaria estabilidad política, económica y social en que ha descansado la sociedad dominicana durante los últimos años”.
“No se trata solo del uso despótico del poder político y de la manipulación de las masas para beneficio de unos pocos, sino de que todo el sistema amenaza con colapsar en medio de la anomia social y el irrespeto a las normas más elementales de la convivencia civilizada, que está afectando a las grandes mayorías nacionales, al margen de ideologías, simpatías y militancias políticas”.
“No es el momento de hablar de pactos fiscales, eléctricos o de una supuesta revolución educativa; sino de ponerle la mayor atención a establecer un verdadero pacto político que rediseñe las reglas de juego para salir a camino de la crisis generalizada que padecemos y que amenaza con llevárselo todo por delante, inclusive las precarias libertades y el desenvolvimiento económico y social que nos quedan”.
“Un pacto político debe definir de una vez por todas reglas electorales, democráticas de las fuerzas políticas, la descentralización y la desconcentración política y económica; así como reducir tremendas desigualdades territoriales, fortalecer la administración local y regional; atacar la corrupción galopante en la administración de la justicia; los abusos del poder policial y militar, la asfixia de la pequeña y mediana empresas, los privilegios irritantes, la inseguridad en nuestra frontera, las malas prácticas en la educación, mejorar la atención en salud, la organización del transporte, la habilitación de viviendas higiénicas y detener los crímenes ecológicos. que hacen a este país casi inhabitable para los que no se benefician ampliamente del favor oficial”.
La coexistencia de elecciones primarias y el voto preferencial, prácticamente incompatibles, la posibilidad de seleccionar candidatos por las simples encuestas y por “mandatos” de quienes manejan los partidos, la aplicación a nivel nacional de las cuotas femeninas, en lugar de por circunscripciones, son algunas de sus fallas. Incluso teniendo en cuenta a los senadores, la exclusión del voto directo a éstos, la posibilidad de que un partido utilice las primarias solo para seleccionar al candidato a la presidencia, la exclusión de las primarias en el exterior, y la falta de una fiscalía electoral independiente, que sí permite el Artículo 171 de la Constitución. Todo ello apunta a que el oficialismo pretende en todo ese proceso dos objetivos: resolver sus conflictos internos con las primarias y lograr manipular las elecciones generales con fraudes y abusos de poder.
Si no se produce un gran pacto político, no hay que tener dotes de pitonisa para augurar un desastre nacional cuando se produzcan catástrofes naturales o sociales que desencadenen eventos que todos tendríamos que lamentar. Todavía hay tiempo para salvar el país de nosotros mismos, Seremos, por nuestra imprevisión, superficialidad y egoísmo, los responsables de lo que suceda; aunque por supuesto habrán los grandes culpables de ese futuro ominoso que el destino nos puede deparar…

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