Lo que uno siembra, cosecha

Lo que uno siembra, cosecha

Fue un rotundo éxito el II foro de la Diplomacia Dominicana realizado por la Cancillería dominicana. El canciller Andrés Navarro trazó la ruta de la diplomacia dominicana para este año 2016, siguiendo las directrices del presidente Danilo Medina.
Grandes eventos internacionales se realizarán en el país, empezando con la Asamblea de la Organización de Estados Americanos, OEA, que se hará en junio próximo; cuatro cumbres de la Comunidad de Estados Latinoamericanos CELAC, incluyendo una cumbre de jefes de Estados. Se espera la presencia de más de diez mil visitantes para participar en los distintos eventos internacionales.
Prácticamente, en la diplomacia dominicana se está haciendo lo que nunca se ha hecho.
Y así, por primera vez, se instauró el premio para la excelencia del trabajo de las misiones y los consulados dominicanos acreditados en el exterior.
De las 45 embajadas y de los distintos organismos internacionales, resultó que la Embajada dominicana en Colombia resultó ganadora del primer premio por su trabajo. Y qué coincidencia que fue allí en donde estuve como embajador acreditado en el exterior por última vez, y de donde salí en marzo del 2013. Pero también, la embajada dominicana en Corea del Sur –en donde fui jefe seis años- también resultó ganadora de una mención especial por su trabajo en el servicio exterior.
Al embajador Briunny Garabito, jefe de la misión en Colombia; y a Fiordaliza Pichardo, de Corea, les ofrecí personalmente mis felicitaciones.
Pero grande fue mi sorpresa cuando el embajador Garabito, con una gran humildad, me contestó: estamos cosechando lo que usted sembró.
Pero cuando a los pocos minutos me acerqué a la embajadora dominicana en Corea del Sur, y como si fuera otra coincidencia, me expresó: estoy heredando parte de lo que usted hizo.
Ambos diplomáticos me hicieron recordar aquella frase bíblica, específicamente en Gálatas 6:7 que dice: cada uno cosecha lo que siembra.
Y también me recordé de otra frase del apóstol Pablo cuando dijo: Cada uno de nosotros hizo el trabajo que el Señor nos encargó. Yo planté la semilla en sus corazones, y Apolos la regó, pero fue Dios quien la hizo crecer. No importa quién planta o quién riega; lo importante es que Dios hace crecer la semilla. El que planta y el que riega trabajan en conjunto con el mismo propósito. Y cada uno será recompensado por su propio arduo trabajo. (1 Corintios 3:6-8)
Y de eso se trata la continuidad del Estado; de hacer el trabajo que a uno le encargan correctamente; de hacer las cosas con seriedad, integridad, honestidad, con profesionalismo, de corazón, como si fuera para el Señor, y no para los hombres.

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