Lo que ya se olvidó

Lo que ya se olvidó

El 24 de enero próximo se cumplirán 43 años de una fecha que aparentemente, ya se olvidó, el 24 de enero de 1961, cuando Trujillo, mediante el decreto No.6380, se hizo nombrar como presidente de los Bancos del Estado, quedando fulminantemente obligados, desde el gobernador del Banco Central, hasta los demás administradores de la banca estatal a solicitar la autorización previa al «Jefe» en relación con todas las operaciones de dichas instituciones bancarias.

Los desequilibrios internos y externos de la economía dominicana a partir de la denominada Feria de la Paz y Confraternidad del Mundo Libre, en 1955, los gastos militares (1959), el déficit ocurrido por primera vez en la balanza de pagos a mediados de esa década, más la fuga incipiente de capitales, explican los factores que potencializaron esa crisis, que llevó a la República Dominicana a recurrir al Fondo Monetario Internacional (FMI), donde negoció un acuerdo stand by de US$11.3 millones en 1959, además de los préstamos y garantías que presionados por Trujillo, comprometieron a los bancos del Estado para financiar las operaciones de la Azucarera Haina, C. por A. Ese financiamiento se saldó en 1963 y en 1964, el país recurrió de nuevo al FMI.

Esa crisis del quinquenio 1956 1961 detonó decisiones por parte del Estado dominicano en ese entonces, que sorprendieron, no solo a sectores del país, sino aún a la comunidad financiera internacional, como lo fuera a finales de 1960, la decisión sorprendente por parte del país de retirarse voluntariamente del Banco Mundial y de la Corporación Internacional de Fomento (CFI).

En dicho quinquenio, el país tomó préstamos al Banco de América por US$ 7.0 millones, al Bankers Trust Company por US$7.0 millones, al The Bank of Nova por Scotia US$ 6.0 millones, seguido luego de otro préstamo igual y por otro de US$ 9.0 millones más.

Todo lo anterior, provocó que The Bank of Nova Scotia, solicitara que US$ 16.0 millones de la reserva en oro del país, fueran colocados en la Reserva Federal de New York y de ahí enviados a la oficina principal de ese banco en Toronto, Canadá.

Como la Azucarera Haina C. por A., recibió además un préstamo de US$ 22.5 millones de The Bank of Nova Scotia, dicho banco se convirtió en acreedor de la República Dominicana por un monto de US$ 45.0 millones. La reserva de oro por US$ 16.0 millones fue utilizada para pagar a The Bank of Nova Scotia US$ 18.0 millones, parte de esa última deuda.

Es en esa coyuntura que el régimen de Trujillo tomó otra decisión sorpredente, permitir la libre circulación del dólar canadiense en la República Dominicana, medida esa que fue derogada, el 29 de mayo de 1962, mediante la Ley No.5927.

Sin embargo, la medida más desacertada en el contexto del quinquenio 1956 1961 fue en este último año, específicamente en el mes de febrero, la decisión de que el Banco Central y el Banco de Reservas, entregaran al gobierno central, increíble pero cierto, la totalidad de sus cuentas de reservas y algo que hoy parecería impensable, que el Banco Central entregase también su capital. Las autoridades de entonces habían perdido el equilibrio y la crisis los hizo caer en lo que John K. Galbraith llamó luego la dinámica del error.

Pero ahora, 43 años después, habría que decir que ya todo eso se olvidó, porque la memoria humana parecería muy corta.

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