Lo realmente grande

Lo realmente grande

En muchas ocasiones escuchamos hablar a nuestras autoridades sobre la solución de los problemas nacionales. Todos los funcionarios describen “los grandes problemas” y las “grandes soluciones”.

El viernes pasado, el vocero policial general Francisco Rodríguez Sánchez, explicó a los asistentes a La Esquina Joven de HOY, que estamos en un país seguro, que aunque hay un aumento del raterismo, el crimen organizado está relativamente tranquilo.

Pero esta no es únicamente la perspectiva de las autoridades policiales, es la perspectiva de todos los funcionarios.

Todas las autoridades quieren involucrarse en las “grandes soluciones”, en los “grandes problemas nacionales” y por esto recurren a las citas de cifras considerables.

Pero en realidad se olvidan que los grandes problemas están conformados por muchos pequeños. Que se acumula la basura en las calles porque alguien tira un papel, otro alguien tira un vaso de plástico y otro otra cosa más.

Que los servicios en los hospitales son ineficientes porque alguien se olvida enviar los medicamentos a tiempo, alguien llega una hora tarde, alguien se lleva dos aspirinas y alguien pasa por el lado de un paciente que sufre dolores sin siquiera mirarlo.

La cadena de las pequeñas responsabilidades incumplidas, se concluye entonces, es la que acumula los grandes problemas.

Tenemos inseguridad porque hay raterismo y aumento del raterismo. Es imposible que nos sintamos seguros cuando nadie, ni siquiera un agente policial armado, se atreve a transitar por una calle oscura o penetrar a ciertas áreas de la ciudad.

-II-

Es un pequeño agujero hecho por un obrero en medio de una calle o de la acera, sin la supervisión de un funcionario que se ocupe de que será cerrado adecuadamente, lo que produce incomodidad a los residentes de las inmediaciones o a quienes transitan por el lugar. No es necesario pensar en un enorme plan de reconstrucción de calles y aceras. Con diez pesos de cemento y quince pesos de arena se resuelve un agujero en una acera. En muchos barrios, como Villa Juana, los vecinos han decidido cerrar ellos mismos los baches de las calles, utilizando concreto que ellos mismos preparan, aunque ninguno de los que hacen esto tienen automóviles.

Nuestras autoridades, nuestros funcionarios, deberían tratar de comprender lo que realmente es importante para las personas.

Son importantes, sin dudas, las grandes obras para el bienestar colectivo, pero las pequeñas, las que nos afectan cada día, en nuestro entorno, son las realmente importantes y realmente grandes.

Son importantes las avenidas y las calles, pero al ciudadano lo que en realidad le interesa es poder usar la vía, al tomar un transporte público o en su propio vehículo, para cubrir su necesidad. De nada servirá tener la vía si no podemos tener transporte.

De nada servirá pensar en grande, si en realidad no cubrimos esas pequeñas cosas.

Uno de los más importantes textos de periodismo advertía a los estudiantes que para el ciudadano común un perro muerto, putrefacto, en la puerta de su casa, es, en ese momento, más importante que la guerra mundial. ¿Es que acaso no es igual para todo el mundo?

Son, por tanto, las pequeñas cosas las realmente importantes para resolver los grandes problemas.

Nuestros funcionarios deberían tomar en cuenta estas pequeñas cosas que son las realmente grandes.

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