Uno mi voz junto para conversar sobre un tema, una penosa vulgarización cultural: en verdad estoy asqueado de una cruda realidad cloacal del uso incorrecto del lenguaje. La vulgaridad en numerosos campos nos arropa con el mayor desplante, eso es lo que los niños y jóvenes de hoy están aprendiendo.
Veamos un solo ejemplo: una canción que se titula «la perra». Como puedo yo explicarles a mis nietos que esta estridente música que raya en una malsonante y asqueaste expresión que no debe llamarse jamás música.
Pero como es lo que hay, lo entenderán que es lo normal y correcto. Porque cada uno es lo que aprende. Esa vulgaridad y permisividad en todos los medios, pero principalmente en las redes sociales, radio, televisión y espectáculos masivos, etc. Las malas palabras matizan los comentarios y opiniones en radio y televisión, muchos de estos cantantes y presentadores jóvenes usan las indecencias, estamos viviendo una verdadera y penosa involución social.
Imposible que a mi linda nieta Nicole le guste Lucho Gatica, Marco Antonio Muñiz o Roberto Yanés, no es posible pues esos pertenecen a mi generación, pero el que ella se haga seguidora de un tal J. Balvin o una Tokischa, será para mí muy doloroso, por sus vulgaridades y lenguaje soez. Todo se nos deteriora sin el adecuado freno, ni hay los estamentos de control de lo banal y trivial en todas las manifestaciones culturales.
En su columna del 8 de septiembre en el hermano periódico El Día, el buen amigo Germán Marte, señala juicios que comparto plenamente: «Corresponde a los profesores, autoridades, líderes políticos, sociales y religiosos junto a los medios de comunicación debemos y tenemos que emprender una gran cruzada en favor de la decencia». Sin lenguaje no hay pensamiento, debemos por todos los medios estimular a que la lectura sea fomentada por medios impresos o digitales, para apoyar la actividad escolar en todos los niveles.
El niño aprende a hacerse preguntas y darse órdenes ayudado de la potente herramienta del lenguaje, de ahí la importancia del adecuado aprendizaje de este elemento que nos hace superiores en la escala animal. El lenguaje humano, no es solo un instrumento para la comunicación sino también, y quizás sobre todo necesita una adecuación para la maduración cerebral. La coherencia en el habla implica la comprensión a temprana edad, esta actual tergiversación cultural degradada hará daño al cerebro en esa edad de su maduración.
El lenguaje ayuda facilitando enormemente el aprendizaje: el lenguaje, a su vez resulta enriquecido por el conocimiento, por lo que lo podemos considerar como un aspecto fundamental de la importante cognición (memoria, percepción, creencias, experiencias) y también como un rasgo de la sociabilidad. Por todo esto es que el lenguaje decente es vital para el desarrollo adecuado de los billones de neuronas en esas mentes jóvenes en maduración. Para el futuro y el bien de nuestra patria como nación, estas células cerebrales debemos preservarlas de lo grosero, lo abyecto, la vulgaridad, lo primario y lo soez.