Lo típico: un “típico”

Lo típico: un “típico”

POR  DOMINGO ABRÉU COLLADO
No hay paraje de la República Dominicana que no tenga un “típico”, a tal grado que la mayoría de población dominicana de las zonas rurales y buena parte (por no decir la mayoría) de la población en las ciudades del interior, no tienen otra definición para el término “típico” que “un sitio pa’í a gosá y a fietá”.

Vistos así, los “típicos” se prestan además para la celebración de todos los “reinados”, grandes cumpleaños, graduaciones, fin de año, sábados de gloria, fiestas de carnaval, patronales, “angelitos” y todo lo que huela a ron y cerveza. En cualquier parte de este país puede faltar una biblioteca, un club cultural, un centro comunal y hasta la iglesia, ¿pero un “típico”?, ni pensarlo. Además, normalmente los “típicos” casi siempre resultan que son propiedad del gobernador, del síndico, del coronel, del teniente, del alcalde o de un dominican-york de esos que van y vienen sin saber dónde es que por fin se van a quedar.

Así las cosas, resulta de lo más normal que los grandes acontecimientos sociales -fijos o eventuales- ocurren o se celebran en el “típico”. Sabido es que estos “grandes acontecimientos” en las zonas rurales son los que se producen cuando hay concentración de personas, porque no hay manera de que acontezcan con personas en solitario, con sus excepciones, claro está.

Los acontecimientos fijos son los que ya mencionamos, y que a lo largo del año suman por lo menos tres por mes, más el jolgorio de los sábados por la noche. En tanto, los acontecimientos eventuales son algunos como los siguientes ejemplos: a) que a Juan le voltearon la cara para atrás de un batazo en el “típico”. b) Que Mikaury le apeó el vestido nuevo a Ernestina en pleno “típico” porque le estaba haciendo “ojo bonito” a su novio. c) Que le dieron 18 puñaladas a Titiolo en el “típico” porque le mandó un vaso de cerveza a Ñaña. d) Que un grupo de mujeres le dio una pela a “la nueva” en el “típico” por “freca y atrevía”. “La nueva” es el apodo que durante un mes (aproximadamente) reciben las muchachas que llegan de mudanza al barrio o al paraje.

Otros ejemplos: e) Que Guancho, el de Quimina, se intoxicó en el “típico” con una botella de ron que se bebió “cur-cur” (sin respirar) en una apuesta. f) Que Yafreisi se pegó un tiro con la pistola del marido en el “típico” porque le dijeron que tenía Sida. g) Que la DNCD (Dirección Nacional de Control de Drogas) rodeó el “típico” buscando a “boque’ rueda”, que estaba vendiendo “perico” en plena fiesta como si fuera maní. Y así por el estilo.

La importancia de esos hechos reside en que todo lo de menor importancia que ocurra en el sitio encuentra una fecha de referencia con determinado evento en el “típico”. Un ejemplo: -”¿Qué Jaimito ya tiene 4 años?” – “Oh sí, él nació la misma noche que se mató Yafreisi en el “típico”. Pariendo taba’ yo cuando me lo fue a decí’ Cáncamo”-.

Y claro, un acontecimiento que también se hace memorable es cuando se quema el “típico”, y no sólo por el incendio, sino por el seguro que cobra el dueño… si es que sabe hacer el negocio.

EL ARROYO AMARGO

Según me explicaron las vecinas de “Arroyo Amargo”, la corriente de agua que  baja desde una elevación cercana al sur de la carretera y da nombre a esa comunidad viene con un sabor amargo debido a la abundancia de aromo, un arbusto que además de tener un olor característico, le da un sabor amargo

al agua de lluvia que le cae encima, corre por sus hojas, ramas y tronco, se organiza hacia la parte más baja y se suma a otras aguas formando la corriente.

Cuando ha llovido recientemente es cuando más amargo resulta el arroyo en cuestión. Por suerte, las aguas de éste se unen en confluencia con otro arroyo más abajo cuyas aguas son totalmente dulces, aliviando el amargor del primero.

Como ocurre con muchas otras zonas de la República, muchas especies de plantas tienden a ser más propensas a la multiplicación cuando la deforestación ha eliminado las especies originales, nativas o endémicas.

No obstante, a juicio del botánico Milcíades Mejía, director del Jardín Botánico Nacional, es raro que por esa zona costera (carretera Puerto Plata-Luperón) se encuentre alguna de las especies conocidas vulgarmente como aromo. Incluso piensa que el amargor de las aguas puede deberse al contacto con algún tipo de roca que le transmite ese sabor.

De todas maneras, en el próximo viaje a la zona buscaremos una muestra del aromo que dicen las vecinas para tener una respuesta botánica al asunto.

EL “CARTONBUS”

No se me ocurrió otro nombre para este “motoconcho-bus” que iba saliendo por la carretera Puerto Plata-Santiago. Pero primero miremos la evolución del “motoconcho”.

Todos sabemos que el transporte “motoconchista” apareció espontáneamente como consecuencia de la escasez de transporte según ha ido creciendo la población dominicana, mientras el servicio público de transporte se ha mantenido entre la escasez y el caos (más caos que escasez, en verdad).

En principio, el “motoconcho” consistía en transportar una persona en el espacio disponible para un pasajero que traen las motocicletas. Ese tipo de transporte tenía dos ofertas: “con aire”: si el pasajero necesitaba llegar con suma rapidez a su destino, y por lo tanto el conductor se movía partiendo el aire, mientras el pasajero (o pasajera) se agarraba como garrapata al sillón o a la cintura del “motoconchista”. “Sin aire”: si el pasajero no lleva tanta prisa y el motoconchista puede tomarse su tiempo e ir a una velocidad moderada.

Luego los “motoconchistas” notaron que según se multiplicaban los pasajeros ellos tenían la posibilidad de cargar con más de un pasajeros, aunque no hubieran más que dos asientos en la motocicleta, algo que aprendieron de los carros de choncho y de las guaguas voladoras. Así, decidieron que podían llevar dos pasajeros, en vez de uno.

Pero en ocasiones se daba la situación en que una familia de tres miembros: el padre, la madre y un niño, necesitaban el servicio. Pues también “abrieron espacio” en la moto para que cupieran tres pasajeros. Luego, ¿porqué no podía montarse tres personas como pasajeros aunque no fueran familia? Pues venga a montar tres pasajeros con la mayor naturalidad del mundo. Y así puede verse hasta 5 y 6 personas “cabalgando” en una moto para dos, lo que ha dado origen al “motoconcho-bus”. Finalmente vemos cómo las condiciones climáticas han llevado al motoconcho a evolucionar hasta el “carton-bus” cuando la lluvia así lo demanda. Poco falta ya para el “motoconcho” de dos pisos, con pasajeros sobre los hombros de otros pasajeros y del “motoconchista”, naturalmente.

“EL ESTRECHO” CAMBIARÁ DE NOMBRE

Nadie me dio una explicación clara de la razón del nombre de “El Estrecho”, también al borde de la carretera Puerto Plata Luperón. Pero esto no es raro en relación con los nombres que cargan muchas de nuestras pequeñas comunidades diseminadas como rosarios a lo largo y ancho de nuestras carreteras. Quizás el primer síntoma de separación entre la gente y sus comunidades sea la ignorancia del origen de los nombres de sus comunidades. Y hablo de separación porque eso es lo que ocurre en muchas de nuestras provincias, cuando la gente opta por abandonar los sitios en que nacen para buscar mejores oportunidades de vida en otras ciudades o fuera del país.

Si la gente por lo menos se ocupara de investigar el origen de los nombres de sus sitios quizás les cobrara un poco más de aprecio, porque muchas veces se trata de nombres de origen épico, de hechos notables, de acciones valiosas, de carácter histórico o de situaciones románticas de grata recordación. Ese primer vínculo de la gente con su sitio ayuda espiritualmente a que ésta se preocupe más por el sitio, trabaje más por su comunidad y encuentre alternativas para su desarrollo.

En “El Estrecho” me informaron que le cambiarán el nombre al paraje. Aunque no me dejaron ni claro ni orientado hacia el origen del nombre, ni me dijeron cuándo se operaría el cambio, sí me dijeron el nombre con el que sustituirán al actual. En lo adelante el paraje se llamará “Omar Bros”. Queda para el próximo viaje conocer los detalles de la causa del nombre sustituto. Ya se los diré “a esta hora y por esta misma emisora”.

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