Lo utópico, lo fácil y lo difícil contra la delincuencia

Lo utópico, lo fácil y lo difícil contra la delincuencia

Lo utópico: la creación de comunidades o residenciales cerrados, con autoridades “locales” información detallada de quienes pueden entrar o salir y vigilancia personalizada y/o electrónica de todo el territorio barrial. Solamente en sueños se podría convertir a Capotillo, Gualey, La Zurza, Guachupita, La Ciénaga, El hoyo de Chulín y otros, en barrios “cerrados” donde los residentes tengan un control remoto en sus jeepetas para manejar el portón que da acceso a su dulce hogar, con vigilantes privados armados.
Lo fácil: incorporar a jóvenes y adultos a la actividad productiva justamente remunerada, cambiando la infraestructura de “barrio marginado” a comunidad involucrada en su propio desarrollo, pues hay cientos de miles de viviendas por hacer o reconstruir; cientos de miles de toneladas de basura por recoger y transportar a vertederos creados con criterio científico de eliminación de desperdicios; cientos de miles de kilómetros de calles y aceras por reparar o construir; cientos de miles de ciudadanos sin posibilidades de acceso a escuelas técnicas vocacionales o de educación superior y miles de tareas de terreno fértil sin cultivar por falta de respaldo gubernamental a los agricultores.
Lo difícil: la implementación de una verdadera red nacional de vigilancia electrónica, a través de cámaras diseminadas en calles, avenidas y autopistas que no sean cámaras inútiles por los apagones y los robos de los mismos delincuentes y, sobre todo, lo más difícil, que los gobernantes, funcionarios y políticos dejen de ser “ladrones de cuello blanco” que sirven de modelos a los delincuentes barriales que así justifican su prisa por cambiar rápidamente de pobres a ricos, no importa por encima de cuántos cadáveres.

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