¡Loa a los recaudadores!

¡Loa a los recaudadores!

Con la misma música del Himno Rebelde del 65 cantemos: “A recaudar funcionario eficiente, a buscar la contribución, la que imponen los nobles principios, que hoy reclama la Constitución”.  Ahí tienen fundamento las diarias demandas al por mayor de bienes y servicios públicos, que obligan al gobierno a contar con recaudadores valientes. Es de ellos que depende que los individuos y las empresas cumplan con las vitales obligaciones tributarias.

El que pacíficamente camina amarillo por el cuatro o  protesta, violento y con pañuelo a lo vaquero, por un camino vecinal, está justificando al Director de la DGII en su afán de cerrar la brecha de evasión que estima en los rendimientos de las inversiones financieras de las empresas.  El que no se cansa de solicitar policías, soldados, profesores y doctores mejor pagados, da un espaldarazo al Director de Aduanas por acabar las evasiones detectadas en leyes de incentivos o formas deficientes de liquidación.  Aplausos también les arranca, una vez por semana, el actual Ministro de Industria y Comercio.  En ese cargo debutó con la decisión de cumplir, al pie de la letra, la ley que obliga a la indexación del impuesto específico a los combustibles. Terminó con una situación de tres años sin ajustes que, no es sorpresa, pasó desapercibida para los dignos movimientos o comunidades que sólo se vinculan con la parte del gasto público.

Los recaudadores deben seguir “con el pedal hasta el metal”, como dicen los irresponsables corredores de autos en zonas urbanas. Su misión es buscar los fondos para que el gobierno pueda suplir necesidades sociales, dar subsidios a la población más empobrecida, transferirlos al sector privado, que consideren prioritario o estratégico, y pagar la deuda interna y externa.  Mientras más tenaces sean en la persecución de rentas imponibles y con más garras usen su autoridad, llegará más claro el mensaje que impuestos y gastos son hermanos siameses, uña y dedo o cara y cruz.  Más traspaso de responsabilidad al gobierno para que nos colme de dichas y parabienes, requiere darle poder para buscar compulsivamente su financiamiento.  El camino a la servidumbre por la vía impositiva, como prueba un reciente comunicado de la DGII donde señala su poder para nombrar agentes de retención.

Esta es una figura que representa la situación de trabajo forzado en la que están hoy todas las empresas que retienen el impuesto sobre la renta a los empleados. Se origina en un día que el gobierno dejó de creer en las declaraciones voluntarias de ingresos de los trabajadores y obligó al patrón a revelar el “secreto del peón”.  En Estados Unidos llegó como medida temporal, de emergencia por el afán de la Segunda Guerra, y fue protestada por empresarios que vieron en ella una amenaza a las libertades civiles. ¿Se equivocaron?

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