Localización de las aguas sulfurosas de Galindo, provincia Azua

Localización de las aguas sulfurosas de Galindo, provincia Azua

POR BERNARDO VEGA Y RAMIRO MATOS GONZÁLEZ
La comisión norteamericana de 1871 describió las aguas sulfurosas de Galindo como un lugar importante donde la madre de Buenaventura Báez se curó de un reumatismo. Su verdadera ubicación había permanecido desconocida desde entonces. Nosotros la localizamos al noroeste del actual poblado de Ranchería, el cual se encuentra al oeste de la carretera que saliendo del poblado de Sabana Yegua-Proyecto Ysura conduce al puerto viejo de Azua.

Según Moreau de St. Mery (1796) después del «fuerte y terrible» terremoto de 1791 que destruyó la ciudad de Azua, se descubrieron en las montañas de Viajama (en la actual carretera que desde Azua conduce a Padre Las Casas) aguas minerales que brotaban de varias fuentes. Sin embargo, no cita a la surza de Galindo, la que tal vez también surgió con motivo de ese mismo terremoto. Luis Joseph Peguero, quien vivió en Baní, al citar en 1763 las surzas menciona la de Viajama y otra en el valle de Neiba, mas no la más cercana de Galindo, lo que tiende a corroborar su inexistencia hasta el terremoto. Tampoco menciona a Galindo como lugar cercano a Azua.

La comisión de investigación del gobierno norteamericano que visitó el país en 1871 para estudiar si convenía o no anexar la República Dominicana a Estados Unidos, describió las aguas calientes de Galindo. Se llegaba allí tomando el camino que salía al oeste de Azua, rumbo a Neiba, el cual se dividía en dos a cinco millas de la ciudad. Uno de los ramales seguía hacia San Juan de la Maguana y en ese camino, a unas dieciséis millas en dirección sur-oeste, se llegaba a Galindo, ubicado a dieciséis millas al suroeste de Azua y a una milla al sur del camino de Azua a Neiba.

Sus fuentes sulfurosas estaban ubicadas en conucos de las plantaciones de un capitán Ortiz, al lado de la colina Buzo. En esas plantaciones se cultivaba azúcar, frutas y legumbres tropicales. Las fuentes termales se encontraban en la pendiente de una montaña.

Otro viajero de la delegación de norteamericanos también viajó a Galindo ubicándolo al pie de una montaña. Se hospedó en la casa de Carlos Ortiz. Dejó sus monturas y subió a una montaña de bosques espesos a través de un sendero poco frecuentado. Después de algo más de una milla encontró la surza, al pie de rocas escarpadas.

El primero de los antes citados viajeros enfatizó la existencia allí de piedras blanquecinas de las cuales brotaba un gran volumen de agua que creaba un surco de unos tres pies de ancho y unas seis pulgadas de profundidad, con un fuerte sabor y olor a azufre. Su temperatura se podía soportar, ya sea bebiéndola o bañándose con ella.

Estimaba que de allí salían varios centenares de barriles de agua por hora. A unos cien metros existía otra fuente de agua más fuerte y más caliente, pero sin olor a azufre. Una tercera fuente era de agua fría. Dada la combinación de aguas de diferentes temperaturas y cualidades consideró que el lugar tenía una gran importancia para el futuro. El presidente Buenaventura Báez le había dicho que su madre había permanecido en Galindo un mes curándose del reumatismo.

El segundo viajero norteamericano citó la presencia allí de muchos loros «y millones de mariposas» y que a medida que se llegaba al lugar desaparecían las evidencias de una zona de sequía. Existían excelentes corrientes de aguas puras y frescas. El gran manantial sulfuroso y caliente producía un mínimo de quinientos barriles de agua por hora, caliente y azufrada y a unas pocas yardas existía otro pequeño manantial de agua caliente y a cuarenta yardas otro más de agua tibia, salada, sin azufre y acidulada.

En un radio de cien yardas existía una docena de otros manantiales adicionales de temperaturas y propiedades medicinales variadas. En el mismo centro del lugar se ubicaba una pequeña mata de caoba y a pocas yardas una palmera.

Según el Atlas de la Isla de Santo Domingo, de Casimiro Nemesio de Moya (1890) existía un camino que saliendo de Azua pasaba por Galindo y subiendo la montaña Martín García llegaba hasta Fondo Negro, ubicado hoy en la carretera que va de Azua a Barahona. Desde el propio Galindo salía otro camino más al sur y que, tomando la montaña, llegaba al Peñón y al lago de Cabral. Consecuentemente, Galindo era un lugar importante.

Descubrimiento de su actual ubicación

Bernardo Vega advirtió a su colega historiador Ramiro Matos González, oriundo de Azua y especialista en la región, sobre lo planteado en el reporte norteamericano de 1871, estimulándolo a localizar a Galindo y su surza.

Matos González ubicó ese poblado en un mapa moderno del Instituto Cartográfico Militar. Allí se evidencia que desde la actual carretera de Azua a San Juan de la Maguana, a la altura del moderno poblado de Sabana Yegua, llamado así por estar habitado por ex residentes de la original zona de Sabana Yegua y desplazados allí por la construcción de la presa que lleva ese nombre, doblando hacia el sur y pasando por el proyecto Ysura (antigua finca del Sisal de los tiempos de Trujillo) antes de llegar al poblado de Los Negros se dobla hacia el oeste y se llega a Galindo, ubicado justo donde termina la zona llana y se inician las lomas de Martín García. Pero allí Matos González no encontró aguas termales, aunque sí en un lugar llamado San Antonio, pero su descripción no coincide con la de 1871.

En el referido mapa notó la existencia de «los cerros de agua caliente» cercanos al poblado de Ranchería, ubicado a unos cinco kilómetros al suroeste de Galindo. Allí se llega doblando hacia el oeste en el poblado de Los Negros, muy cercano al actual Puerto Viejo, de Azua. En ese camino, en vez de doblar hacia el sur en el camino que conduce a Barrera, se dobla hacia el noroeste. Ranchería está a unos siete kilómetros al noroeste de Los Negros-Puerto Viejo. Después de ubicar allí la surza notificó el hecho a Vega y ambos realizaron un posterior viaje al lugar.

Descripción de la surza

A muy poca distancia de Ranchería, subiendo una pendiente, se construyó recientemente un tanque de agua del cual se abastece a esa población para bañarse, pero no para beber, porque precisamente esa agua se deriva de la surza sulfurosa, ubicada a unos doscientos metros al oeste del tanque.

Allí encontramos los varios caños de agua descritos en 1871 aunque, debido a la deforestación, su caudal es mucho más reducido. El ancho del más grande no pasa de un pie y contiene apenas pulgadas de profundidad. La zona posee una tupida vegetación que provee sombra. Uno de esos manantiales ha sido entubado para suplir de agua al tanque.

De allí, después de una caminata de hora y media con una pendiente de aproximadamente 30 grados, se llega al cerro de Agua Caliente, un manantial sulfuroso de unos tres metros de largo por uno de ancho, con aproximadamente treinta centímetros de profundidad. Recientemente el gobierno ubicó allí una tubería para suplir de agua a conucos cerca de Galindo. Precisamente poco antes de llegar al manantial un trillo que va hacia el noreste conduce a Galindo. Luce que en 1871 Ranchería no existía y que se iba a los manantiales desde Galindo. Hoy día Ranchería está mucho más cerca de ellos. Campesinos del lugar nos indicaron que desde diferentes partes del país llegan personas con enfermedades de la piel y suben a los cerros de agua caliente para curarse.

Aunque en la surza cercana a Ranchería no ubicamos ningún artefacto precolombino, en el trillo escarpado que conduce a los cerros de agua caliente sí encontramos varios cuchillos de pedernal, o silex, uno de los cuales apareció precisamente al lado del manantial mismo.

Sus características son similares a las piezas de silex de Barrera, ubicado a unos diez kilómetros al sur de Ranchería. Barrera es el lugar donde se han registrado las fechas más antiguas de habitación precolombina en la isla de Santo Domingo. No encontramos ninguna cerámica en la zona estudiada.

El reporte de 1871 cita la existencia de otras surzas sulfurosas a un día de distancia de Galindo cruzando hacia el oeste la montaña Martín García y en un lugar entonces denominado Partagal. Hoy día ese poblado se denomina Vicente Noble y allí la surza todavía existe. Ese reporte también cita la surza de Viajama como la más importante y cómo allí el general Pedro Santana utilizó sus aguas calientes «con buen resultado».

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