¿Loco por el dulce o fanático de la sal?

¿Loco por el dulce o fanático de la sal?

Papas fritas, aceitunas, chorizos, mayonesa, cerveza. Croasanes, chocolate, helados, refrescos. ¿A qué club de preferencias gastronómicas pertenece? ¿Al de los numerosos amigos del azúcar o a los menos frecuentes amantes de lo salado? El dato es vital para mantener un peso saludable.

No existe «nada más dulce» que disfrutar de una buena salud ni hay una persona más «salada» que aquella que goza de una buena calidad de vida, y para ello es fundamental la alimentación.

La doctora Luz García, médica nutricionista del centro médico-estético Orel, en Madrid, para quien «el ser humano posee una gran capacidad de adaptación fisiológica a diversos tipos de alimentación, la cual marca sus gustos o preferencias hacia comidas más dulces o más saladas».

INCLINACIÓN HEREDITARIA

Además de por factores biológicos, como la inclinación hereditaria por un determinado tipo de alimentación, las preferencias por lo dulce o lo salado las determinan los hábitos alimentarios familiares, es decir por lo que se acostumbraba comer en casa cuando éramos pequeños y jóvenes, y lo cual nos fuimos habituando a comer.

«Aunque también influye en nuestras preferencias gastronómicas el estilo de vida, ya que la dieta de quien suele comer en su casa y la de quien lo hace fuera, en bares y restaurantes, difieren bastante», explica la doctora García.

Pese a que los hábitos alimentarios aprendidos en la infancia en la familia marcan las preferencias para el resto de la vida, ello no quiere decir que todas las dietas proporcionen una buena salud: «por mucho que nos adaptemos a ciertos alimentos si no son los ideales, como ocurre con los de origen animal, seguimos necesitando las frutas y verduras, que son más saludables».

Publicaciones Relacionadas