Locura y literatura

Locura y literatura

Las conversaciones con locos tienen la virtud de sacar a la luz los forros y entresijos de la vida. El forro de un abrigo casi nunca queda expuesto al público; las costuras interiores de los abrigos miran por lo general hacia las camisas de quienes los usan. Eso es lo ordinario y consabido. Pero los locos cuelgan en perchas y ganchos no solamente abrigos. Se atreven a poner al revés la mayor parte de los objetos de uso cotidiano. Es entonces cuando logramos ver “la cara oculta de la luna”. Sólo a un loco se le ocurriría ponerse un abrigo con los botones hacia adentro.

Es posible que un loco conciba la idea de que vestir con un abrigo al revés cambie de signo su función habitual, la de protegernos del frío, y pase a ser un instrumento “dador de frío”. Al colocarse la prenda al revés podría producir una “reversa térmica”, o sea, convertirse en “desabrigo”. En el “área de la poesía” he tenido experiencias interesantísimas con personas que padecían diversas “chifladuras”. Macedonio Fernández escribió un poema para estudiar “las estéticas de la siesta”. En el texto de esa reflexión poética contigua a la locura, Macedonio afirma: “para mí la siesta es el llamado al camino de la evidencialidad mística, y está en el ángulo de la oscuridad y deslumbramiento, lo oscuro por reverberación, la claridad de darse del ser por supresión de la figura y rumbo que se nos antoja imposible”.

Después de este galimatías, añade: “el mundo en siesta no marcha; a la noche las estrellas le ponen direcciones múltiples. Por ello la inteligencia prospera en la siesta y no en la noche”. Franklin Mieses Burgos solía decir que los poetas no debían traspasar la línea o frontera más allá de la cual “se escuchan las campanas de la locura”. Pero, a la vez, sugería que los artistas están obligados a mantenerse cerca de esa raya peligrosa.

Locura y cordura van juntas, en el mismo vagón del tren; y pagan igual precio por el billete que compran en la estafeta de la vida y del azar. Locura y cordura se van separando, lentamente, mediante pequeños incrementos en un sentido o en otro. (2009).

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