Lógica de hombre feo

Lógica de hombre feo

A sus veinte y tantos años de edad a mi amigo no se le había conocido novia ni amante, y todos atribuían esa circunstancia a su fealdad.

No se le podía aplicar aquello de que “el hombre, mientras más feo, es mas hermoso”, ni que no existía un hombre tan carente de gracia que no encontrara una mujer o un perro que lo quisiera.

Un día me enteré de que el físicamente mal diseñado caballero había acertado con el premio mayor entero de la lotería, y que se asoció con un pariente pequeño comerciante, aumentando rápidamente su patrimonio.

Y como está suficientemente demostrado que a los hombres con carga aurífera les llueven las féminas, el otrora huérfano amoroso no fue la excepción.

Una de sus conquistas fue la finalista de un concurso de belleza, cuyo paso por cualquier calle dificultaba el tránsito vehicular y peatonal de los hombres.

Todos sus relacionados consideramos que la relación culminaría en matrimonio, porque difícilmente el feúcho podría repetir un levante de esa magnitud.

Pero en la celebración de su cumpleaños en el apartamento donde residía, negó categóricamente esa posibilidad.

-No me casaré con esa ni con ninguna otra, aunque siempre tendré faldas a mi servicio, porque para eso fue que Dios y la lotería me premiaron. Si nunca las mujeres me hicieron caso cuando era un macho feo en olla, y ahora que estoy económicamente bien me hacen fiesta, no soy tan tonto para creer que el dinero me convirtió de repente en buen mozo.

-Aparecerá una que se enamorará de tus condiciones morales, porque el dinero y el atractivo físico no son las únicas cosas por las cuales una mujer se interesa por un hombre- dijo la esposa de uno de los presentes.

-Parece que mis virtudes son invisibles, porque no hubo damita que las viera antes del golpe de suerte en el sorteo. En parte por eso me cuidaré de que mis parejas no salgan embarazadas, ya que es poco probable que alguna desee tener hijos con alguien con nariz ancha y ganchuda, y boca de maco alegre-replicó el aludido, generando carcajadas en derredor.

– Además- agregó, con rostro circunspecto- si alguna me viniera con un barrigón, seguramente creeré que es de otro, aunque el muchacho naciera tan feo como yo.   Desde  esa conversación han transcurrido varios años, y el amigo continúa soltero, y sin hijos, pero femenilmente bien acompañado.

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