La política monetaria se ha manejado con destreza
Durante el extenso tiempo (un cuarto de siglo) en que la política monetaria del país ha sido conducida por el gobernador Héctor Valdez Albizu, las calificaciones alcanzadas han sido muy buenas, en base a una evaluación por resultados en estabilidad de precios y crecimiento económico.
Tanto es así que HVA puede competir por el primer lugar en la carrera más largamente exitosa de gobernador bancentraliano alguno, a nivel mundial.
Esto no ha sido el resultado de haberse ganado un premio de lotería, sino fruto de acciones oportunas y bien ponderadas, basadas en un seguimiento inteligente de los factores internos y externos que inciden en la economía.
Cuando ha tenido que levantar un muro ante una abrupta inundación de liquidez o abrir un cauce cuando ha golpeado la sequía, lo ha hecho con maestría, haciendo uso de los instrumentos de política monetaria a su disposición.
Nunca ha estado a la zaga para construir sus aciertos monetarios en circunstancias muy complejas, en las que la diferencia la arroja la pericia.
La manera diestra como fue conducido el BCRD en la pandemia y post pandemia lo confirma.
Cuando tuvo que endurecer la política monetaria para evitar que los precios se fueran de control, ante el aluvión fiscal y monetario con que se mantuvo a flote la economía, estuvo entre los primeros en hacerlo, y cuando llegó el momento de cambiar la prioridad a medidas que apuntalaran el crecimiento no le tembló el pulso para asumir el riesgo, a pesar de que hubo quienes en círculos muy cerrados dudaban de la efectividad de un cambio de estrategia que elevó al país al liderazgo en la recuperación económica pospandémica.
Es ahora, después que el BCRD ha bajado cinco veces su tasa de política monetaria, tras haberla subido diez veces, cuando se habla de la posibilidad (pero para el próximo año) de que la Fed decidiría su primera reducción de tasa en la pospandemia, y en el caso del BCE todavía nadie da por seguro cuándo eso ocurrirá.
A veces solemos sentirnos insatisfechos con lo que tenemos, sin darnos cuenta de lo que hubiéramos perdido si hubiésemos actuado de manera diferente.
¿Acaso nos hemos preguntado qué hubiera sido de la economía dominicana si en los momentos complejos y difíciles que siguieron a la pandemia no hubiésemos contado con la destreza de quien ha estado regulando con probada maestría la válvula de la tubería por la que fluye la liquidez a la economía?