Lola

Lola

JOSÉ LOIS MALKUN
Durante mi gestión como secretario de Finanzas aprendí historias del folklore fiscal y escuche algunas anécdotas, que resultaron mucho más ilustrativas para entender el problema de las finanzas publicas que las cientos de horas en reuniones con colegas del Gobierno y del sector privado, discutiendo leyes y reglamentos y analizando reformas institucionales y legales para modernizar nuestras políticas recaudatorias y de gastos.

De hecho, el mayor reto que uno enfrenta en el área fiscal de nuestro país, es como enfrentar la evasión, que es una práctica casi convertida en habitual por todos los contribuyentes no asalariados (exceptuando ejecutivos altos y medios que registran como salario apenas el 10% o 20% del que reciben efectivamente por sus servicios).

Aquí el que no evade no sobrevive en su negocio porque solo uno que lo haga en una determinada actividad es suficiente para dejar a los otros fuera de combate. Igual pasa con lo profesionales liberales. Si dos de ellos ganan lo mismo y uno paga sus impuestos y el otro no, entonces uno andará en un Mercedes Benz y el otro se tendrá que conformar con un Honda Civic.

Como dijo un funcionario de la actual administración tributaria, el fraude por evasión fiscal (aduanas e impuesto a la renta) supera muchas veces a los fraudes del sector bancario en los últimos 20 años. Si se publicaran los impuestos que pagan ciertas empresas y personas, que se consideran dueños del país, estaríamos al borde de un ataque de nervios.

Y en la medida en que aumentan los impuestos, la evasión es mayor. Por eso en cada periodo de Gobierno hay que realizar por lo menos dos reformas tributarias, donde los asalariados (mayormente clase media) y los pobres (mayormente desempleados), son los que finalmente pagan la cuenta. Cuenta que incluye el robo de los grandes usuarios del sistema eléctrico, cuya energía es subsidiada por el Gobierno con los impuestos. 

Estos desafortunados, no tienen forma de evadir, salvo que tengan su propio negocio, que por lo regular nunca han pagado impuestos, aunque no pasan de ser microempresas de servicios, generalmente exentas del impuesto a la renta por el volumen de sus ventas.  

Pero en este espacio no me voy a referir al problema de la evasión como tal y para que nadie se ponga tenso solo contare una de las tantas anécdotas del mundo fiscal que me pareció interesante para compartirla con los lectores.

En una ocasión  en que estuvo de visitas en el país el Director de Impuestos Internos de España, para discutir un convenio entre ambos países sobre la doble tributación, tuve la oportunidad de recibirlo en mi Despacho y disfrutar de sus experiencias en esta materia. 

Después de los saludos protocolares, entramos directamente al tema de la evasión fiscal. Me toco exponerle el grave problema que esto tenía en nuestro país, cosa que ya sabía de antemano. Le pregunte como andaba España en el tema de la evasión fiscal, y me explico que bien ya que de una situación parecida a la nuestra habían reducido la evasión a casi el nivel del resto de Europa. Y esto lo habían logrado en los últimos 15 años.     

Aunque ya tenía conocimientos previos del avance español en esta materia, le pregunte que como lo habían logrado y me respondió secamente, por el EFECTO LOLA.

Como Secretario de Finanzas y frente a los más altos ejecutivos de la autoridad tributaria de nuestro país y de España no podía demostrar ignorancia ante la respuesta recibida. Pero la verdad es que me quede  como un idiota porque no entendí nada de lo que me estaba diciendo.  

Pero una cosa piensa el burro y otra el que lo apareja. Y la verdad es que el Director de Impuestos Internos de España se dio cuenta de que no capte el mensaje.  

Todo sucedió en unos pocos segundos, y demostrando su profesionalismo, el funcionario español comenzó de inmediato a explicarme de qué se trataba el EFECTO LOLA, sacándome del apuro. 

Y me dijo, es muy simple, las cosas cambiaron cuando encerramos a Lola Flores por evasión de impuesto. Ella era un mito en España y su caída significo que nadie estaba libre de recibir la misma medicina.

Es bueno que los lectores entiendan que esto representa un hecho histórico en un momento dado porque también en España se adoptaron muchas otras medidas en materia impositivas cuando ingreso como miembro de la Unión Europea. 

Yo recordaba ese acontecimiento de Lola Flores. Salio en la prensa del mundo entero. Pero más que una noticia de primera página que deja de serlo a los días siguientes, se convirtió en un símbolo de la lucha contra la evasión fiscal en España. De ahí en adelante las cosas cambiaron radicalmente.

La pregunta que surge es ¿Cuándo encerraremos a la Lola Flores dominicana por evasión fiscal?

Estoy seguro que después de que eso suceda no tendremos que realizar nuevas reformas tributarias en los próximos 12 años.

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