Londres se echa a la calle para celebrar la boda del año

Londres se echa a la calle para celebrar la boda del año

LONDRES, (AP).- Una lluvia de confeti y un estallido de felicidad recorrió el viernes las calles de Londres cuando el príncipe Guillermo y su esposa, Kate Middleton, abandonaron juntos la Abadía de Westminster. Bandera británica en mano, decenas de miles de personas gritaron y saludaron a la joven pareja, así como a la reina Isabel II y al príncipe Carlos.

Pero sin duda, los momentos de mayor emoción se vivieron con la llegada al templo de Middleton. Cuando, por fin, se desveló uno de los secretos mejor guardados y la gente pudo ver su vestido de novia, diseñado por Sarah Burton, directora creativa de la firma Alexander McQueen. «Es muy bonito, está guapísima», dijo Cristina Iñesta, una española de 35 años.

«La verdad es que los ingleses adoran a Kate, aunque no sea de sangre azul». «La han aceptado muy bien», añadió. Tampoco pasó desparcebida para el público la sonrisa de Guillermo al recibir a los pies del altar a su prometida y las breves palabras que intercambiaron, en las que se parecía entender que le decía: «Estás hermosa». «Me ha hecho mucho ilusión ver el vestido de la princesa. Está preciosa ella», acertó a decir Gabriela Bonilla, una joven de El Salvador que seguía la celebración en las calles.

Desafiando el cielo nublado del amanecer y la amenaza de lluvia, británicos y turistas de todas las nacionalidades y de todas las edades se apostaban en los alrededores de la Abadía de Westminster, donde se ofició la ceremonia religiosa, y el Palacio Buckingham, punto de destino de la caravana nupcial, donde está previsto que los recién donmbrados Duques de Cambridge saluden a la multitud. Un buen puñado de seguidores decidieron ubicarse en la emblemática plaza de Trafalgar para seguir la retransmisión televisiva de la boda en una enorme pantalla gigante.

El número de banderas británicas, fotos de los prometidos y de la familia real casi recordaba a la celebración de una final del Mundial de fútbol. Alma García, una mexicana de 47 años afincada en San Antonio, Texas, asistía emocionada al espectáculo.

El viaje a Londres para vivir la boda como espectadora fue un regalo de su familia por el día de la madre. «Ojalá los pudiera ver (a Guillermo y Kate), aunque sea de lejos», dijo García ondeando una bandera británica a The Associated Press. García tiene dos hijos — Alvin y Javier Santos — ambos nacidos en los mismos años que los príncipes Guillermo y Enrique, 1982 y 1984 respectivamente.

«Es como si los príncipes fueran mis hijos también», relató. «Recuerdo perfectamente cuando la princesa Diana dio a luz a Guillermo, porque yo estaba dando a luz a mi Alvin».

«Sólo espero que si mi hijo se casa me lo avise», bromeó. El colorido de las calles resultaba espectacular y casi una competencia por un premio al disfraz más excéntrico. Se podían ver camisetas serigrafiadas con la imagen de los prometidos, pamelas y sombreros imposibles, tiaras o disfraces de reyes de la época victoriana.

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