Los  “estaditos”en el Estado Dominicano

Los  “estaditos”en el Estado Dominicano

A medida que los dominicanos, que como funcionarios hacen y deshacen en sus esferas de acción, ya sea de una Secretaría de Estado, una dirección general o director de clínica rural y no son sancionados debido a una política de hacer y dejar hacer para no alborotar las avispas, el Estado dominicano se ha ido segmentando de mala manera, al establecer los jefecillos unidades aisladas, que ya no pueden funcionar coherentemente como una maquinaria moderna del poder político y democrático.

Fruto de esa disgregación de responsabilidades, y que no son llamados a capítulo por la cabeza del Gobierno como jefe del Estado, es que se están cometiendo tantas indelicadezas, no solo por la dilapidación de recursos sino por las erróneas decisiones, que no son las que más convienen al bienestar común. Todo  fruto de la incapacidad y limitaciones educativas. Los continuos escándalos se producen en las esferas de acción del Gobierno y los jefecillos, creyéndose intocables y superdotados, asumen decisiones que perjudican al país; pero gracias a voces responsables se conocen tales acciones, que tienen el trasfondo del trasiego de favores económicos.

Desde que se quiso descargar desechos tóxicos en un puerto nacional, préstamos sin aval congresual, arrendamientos de hoteles, el suministro de leche inapropiada para el desayuno escolar y el engaño a las jugadoras de voleibol, hay toda una estela de metidas de pata. Por la urgencia de saciar ambiciones se están cometiendo tantos errores a ojos vista, sin que exista la seguridad de una sanción apropiada a tales perjuicios a los bienes públicos.

Y lo anterior viene al caso cuando un organismo venerable, que siempre ha hecho poca cosa para fiscalizar las cuentas, ha sido sacudido por las posiciones sectarias de sus miembros que han sido repudiadas por todo el país, resistiéndose a desligarse de sus lujosas prebendas y pretenden hacer promesas de enmienda para no soltar jugosos ingresos, pese a que se ve hay una disensión interna y travesuras de graves proporciones. El país no resiste tanto “estaditos” dentro de la estructura del Estado. Se confirma la popular sentencia de “que si quieres conocer a Mundito dale un mandito” por aquello de que en el país hay tantos generales y caciques y pocos rasos.

Eso abundaba en aquellos primeros años del siglo pasado, que llevaron al país al caos y precipitaron la inevitable intervención americana en esta nación caribeña. Era necesario el orden cuando había tantos dominicanos creyéndose superdotados con derecho a recibir todo tipo de prebendas de los escasos fondos públicos. Así dominaban los puestos aduanales de mayores ingresos y exigían los sueldos para sus ejércitos privados.

El país no resiste esa sobre abundancia de voluntades unipersonales para hacer todo lo que los beneficie a ellos, alimentando su hambre de poder económico y más ahora, que con todos los embates de un petróleo caro y alimentos por igual, las arcas del Estado experimentan una sólida recaudación que permite resistir los primeros embates de la crisis mundial, quedando ánimo de seguir a manos de los estaditos particulares de los políticos.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas