KHAN YOUNIS, Franja de Gaza— Médicos en Gaza advirtieron el domingo que miles de personas podrían morir si los hospitales llenos de heridos se quedan sin combustible y suministros básicos. Los palestinos en el asediado enclave costero trataban de conseguir comida, agua y un lugar seguro antes de una ofensiva israelí terrestre en la guerra iniciada la semana pasada por un letal ataque de Hamas.
Las fuerzas israelíes, respaldadas por un creciente despliegue de buques estadounidenses en la región, se posicionaron a lo largo de la frontera de Gaza y ensayaban lo que Israel dijo que sería una amplia campaña para desmantelar al grupo miliciano. Los duros ataques aéreos de la última semana han destruido vecindarios enteros, pero no han logrado detener el fuego de cohetes milicianos a Israel.
El Ministerio de Salud de Gaza informó de 2.329 palestinos muertos desde que comenzaron los combates, más que la guerra de 2014 en Gaza, que duró unas seis semanas. Eso convierte la contienda en la más letal de las cinco guerras de Gaza para ambos bandos. Más de 1.300 israelíes han muerto, la gran mayoría civiles asesinados en el ataque de Hamas del 7 de octubre. Se calcula que otros 150, incluidos niños, fueron capturados por Hamas y llevados a Gaza. Esta es la guerra más mortal para Israel desde la Guerra de Yom Kipur de 1973 con Egipto y Siria.
El Departamento de Estado de Estados Unidos dijo que el secretario de Estado Antony Blinken regresaría a Israel el lunes después de completar una frenética gira por seis países árabes destinada a evitar que los combates desencadenen un conflicto regional más amplio.
Se esperaba que los hospitales se quedaran sin combustible para generadores en dos días, según Naciones Unidas, que dijo que eso pondría en peligro las vidas de miles de pacientes. La única central eléctrica de Gaza se apagó por falta de combustible después de que Israel bloqueara los accesos al territorio de 40 kilómetros (25 millas) de largo tras el ataque de Hamas.
En el Hospital Nasser, en la localidad sureña de Jan Yunis, las unidades de cuidados intensivos estaban llenas de heridos, la mayoría niños menores de tres años. Cientos de personas con graves lesiones por explosiones habían llegado al hospital, donde se esperaba que el combustible se acabara el lunes, indicó el doctor Mohammed Qandeel, médico de cuidados críticos en el centro.
Hay 35 pacientes en la UCI que dependen de respiradores para seguir con vida y otros 60 en diálisis, señaló. Si se acaba el combustible, “supone que todo el sistema de salud se apagará, los servicios se quedarán desconectados”, dijo.
“Hablamos de otra catástrofe, otro crimen de guerra, una tragedia histórica”, dijo, mientras de fondo se oía el lamento de dolor de los niños. “Todos estos pacientes están en peligro de muerte si se corta la electricidad”, dijo.