Un abrazo es un poema escrito en la piel. Esta pandemia nos ha hecho perder la costumbre del agradable abrazo fraterno. Las emociones básicas son: sorpresa, asco, tristeza, ira, miedo y alegría.
Estoy seguro que durante estos meses de «cautiverio», las hemos sentido todas y en menor grado la última. El abrazo, que es un placer sensorial táctil donde se da un movimiento de acercamiento a la fuente de estimulación que nos agrada, por los que queremos y sentimos afectos, y que hoy debe quedarse penosamente en una simple y distante mirada, como nos obligan las actuales virales circunstancias.
Recibir o dar un abrazo sincero es una de las experiencias más reconfortantes que hay, resulta placentero y más cuando tiene buena vibra, y son así desde el primer día de nuestras vidas (nuestros padres nos abrazaron tiernamente).
Estudios realizados con bebés han demostrado la importancia del contacto físico que es necesario para el correcto desarrollo de sus cerebros. Científicos de la Universidad de Duke (USA) han descubierto que la temprana ausencia de caricias y abrazos puede desencadenar una menor producción de la hormona del crecimiento en la infancia. En la vida adulta los abrazos continúan siendo una fuente de bienestar y de agrado a cualquier edad. Y este inoportuno, funesto y no bienvenido virus nos ha privado de ese grato placer.
Varios son los tipos de abrazos: el del muñeco de trapo, el que acaricia la espalda, el de los colegas, el del amor apasionado, el ortopédico, el de las palmaditas, el protector, entre otros. Veamos el primero, el abrazo del muñeco de trapo, todos hemos sentido ese efusivo abrazo, en este caso la persona que nos abraza es con tanto entusiasmo que casi nos asfixia y nos sentimos ser muñecos de trapo, como si fuéramos un oso de peluche en un día de reyes de un niño apretando con todas sus fuerzas contra su pecho el deseado regalo.
El abrazo que acaricia la espalda, en este segundo caso los protagonistas se frotan ambos la espalda en un contacto que tiene mucho de tranquilizador, este tipo de abrazo demuestra una preocupación compartida y entre las personas, revela una gran confianza, es el que damos en la funeraria como pésame a los amigos queridos. Se dice que la espalda es la parte más vulnerable del cuerpo, aunque no la podemos ver.
El abrazo de los colegas, socios, cómplices, camaradas, esta forma de rodear los hombros y la cintura del otro, son pruebas de amistad. Los protagonistas están en la misma onda. Es el abrazo que también vemos en las parejas muy consolidadas que consiste en ser amigos y compañeros.
El abrazo del amor apasionado, este abrazo se da en una enardecida y volcánica relación amorosa, los protagonistas se estrujan como boas y parece que quisieran eliminar el espacio que los separa y fundirse ambos en un solo cuerpo. Esta muestra del amor pleno, al igual que el sexo, desata dos hormonas, la oxitocina, la hormona de la mansedumbre desbordada, y la dopamina la hormona de la felicidad.
El abrazo ortopédico se da en las personas que no se aprecian mucho pero que por las obligaciones sociales o familiares deben hacerlo, es un abrazo protocolar, obligado, frío e hipócrita.
El abrazo con palmaditas en la espalda es un clásico entre los amigos fraternos y camaradas del sexo masculino, demuestra parentesco o una muy buena relación. El abrazo protector, es un abrazo por la espalda que le damos a alguien para trasmitirle que deseamos cuidarla y protegerla, es el abrazo que le da el hijo a su madre.
En mi caso en particular recuerdo con nostalgia los abrazos de mi nieta cuando era pequeña, cuando llegaba corriendo y se colgaba de mi cuello, haciendo un tibio collar con sus bracitos, esa agradable sensación no está en venta en ninguna de las más caras joyerías y el calor que me trasmitía, eso me durará hasta que perduren mis recuerdos. No olvidemos que los abrazos calman el dolor, reducen el estrés, curan la depresión, rejuvenecen el corazón y además son gratis.
No pudimos abrazarnos en Año Nuevo, lo hicimos virtual, pero ya reaparecerán esos gratos apegos de abrazos reales, afectuosos, cálidos y fraternos de esos que acarician el alma, llenos de ternura y que envuelven el corazón del que lo recibe. ¡Ya pronto volveremos todos a abrazarnos, aun no fuera este inicio de año!