Los abusadores son siempre cobardes

Los abusadores son siempre cobardes

HAMLET HERMANN
Desde la infancia, siempre sentí repulsa por los abusadores, aquellos que se aprovechan de su fortaleza para lesionar a los más débiles. Por convicción, respeto y admiro a los dignos que, aún sabiéndose víctima potencial de los abusadores, tienen la valentía suficiente para enrostrarle sus ignominias. Fue por eso disfrutable el discurso que durante la Asamblea General de Naciones Unidas pronunciara en estos días el canciller de Cuba, Felipe Pérez Roque.

Admirables fueron sus palabras porque es un joven nacido luego del triunfo del Ejército Rebelde en 1959. Un ingeniero electrónico graduado del Instituto Superior Politécnico José Antonio Echavarría quien tuvo la capacidad y la suerte para empezar a desempeñarse como asistente personal de Fidel Castro cuando todavía no cumplía los 25 años de edad.

De su discurso en la ONU, se admira la valentía y la claridad de sus pronunciamientos. Sin tapujos, expuso argumentos que son absolutamente irrebatibles. Como los dominicanos quizás no tengamos la oportunidad de conocer en toda su extensión este discurso de Felipe, aprovecho para reproducir algunas de sus expresiones. El ingeniero canciller decía cosas como las siguientes en la Asamblea de la ONU:

“Señor Presidente: la escandalosa y grosera actuación del Presidente de los Estados Unidos en esta sala, en la mañana de ayer, me obliga ahora a pronunciar unas palabras a nombre de Cuba.”

“Empleando un lenguaje soez y un tono arrogante, el Presidente Bush insultó y amenazó a una decena de países; impartió órdenes, terminante y autoritario, a la Asamblea General; y distribuyó, con una prepotencia jamás vista en esta sala, calificaciones y juicios sobre una veintena de países.”

“Fue un espectáculo bochornoso. El ‘delirium tremens’ del gendarme mundial. La embriaguez del poder imperial, aderezada con toda la mediocridad y el cinismo de los que amenazan con guerras en las que saben que no se juegan su vida.”

“El Presidente de los Estados Unidos no tiene ningún derecho a juzgar a otra nación soberana de este planeta. Tener poderosas armas nucleares no da derecho alguno sobre los derechos de los pueblos de los otros 191 países aquí representados.”

“¡Y no debe subestimarse la determinación y el coraje de los pueblos a la hora de defender sus derechos! A fin de cuentas, lo que vale no es el poder de los cañones, sino la justeza de las ideas por las que se combate. El Presidente belicoso y amenazante ya debería haberlo aprendido a estas alturas.”

“El Presidente Bush habló de democracia, pero todos sabemos que miente. Él llegó a la Presidencia mediante el fraude y el engaño. Nos hubiéramos ahorrado ayer su presencia y habríamos escuchado al Presidente Albert Gore hablar sobre el cambio climático y los riesgos para nuestra especie. Recordamos, además, cómo apoyó sin ambages el golpe de Estado contra el Presidente y la Constitución de Venezuela.”

“Habló de paz, pero sabemos que miente. Bush es un curioso guerrero que, desde la retaguardia, manda a matar y a morir a los jóvenes de su país a miles de kilómetros de sus costas.”

“Habló de derechos humanos, pero sabemos que miente. Es el responsable de la muerte de 600 mil civiles en Irak, autorizó la tortura en la Base Naval de Guantánamo y en Abu Ghraib, y es cómplice del secuestro y la desaparición de personas, los vuelos secretos y las cárceles clandestinas.”

“Habló de la lucha contra el terrorismo, pero sabemos que miente. Ha garantizado total impunidad a los más abominables grupos terroristas que, desde Miami, han perpetrado horrendos crímenes contra el pueblo cubano.”

“El Presidente Bush no tiene autoridad moral ni credibilidad para juzgar a nadie. Debería responder ante el mundo por sus crímenes.”

Al escucharlo, me sentí representado en sus palabras porque siempre he sentido repulsa por los abusadores, que siempre son cobardes. Y Bush es uno de ellos, quizás el más grande abusador que haya parido Estados Unidos. Él ha encabezado este grupo que, desde la Casa Blanca, ha llevado a que Estados Unidos actúe como si fuera el último inquilino que tendrá el planeta Tierra. Como si detrás de sus actuaciones no pudiera existir futuro alguno. Y esa forma de pensar ha llevado al fracaso a los más grandes abusadores de la historia.

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