A finales de los años 80 y principios de los 90 algunos de mis amigos “tonteaban” con las drogas. Hubo quienes las dejaron sin más, una vez que tuvieron cierta madurez, pero otros se involucraron tanto que luego necesitaron ayuda. Por ello, a pesar de lo que significaba, acabaron en Hogares Crea.
En Hogares Crea aprendieron de nuevo a vivir. Sobreponiéndose al estigma, superando sus demonios y renaciendo de sus cenizas, lograron reinsertarse en la sociedad y, aunque a veces se lo recuerden con crueldad, su ejemplo nos grita cada día que no importa lo bajo que caigas sino la forma en que te levantas.
Levantarse requiere de mucho esfuerzo, razón por la que el trabajo de instituciones como Hogares Crea es vital: les devuelven la dignidad y les dan las herramientas para sanar y regresar de la oscuridad.
Consciente de lo que significan Hogares Crea y Casa Abierta, que también tiene un papel fundamental en la recuperación de adictos, cuesta entender que el Gobierno le esté negando la ayuda económica que siempre se les ha dado.
Gracias a Hogares Crea y Casa Abierta miles de personas han rehecho sus vidas. ¿Por qué se les niega la ayuda que necesitan para continuar haciéndolo? ¿Será que hasta eso privatizarán? Duele pensarlo.