Los alacranes

Los alacranes

JOSÉ LOIS MALKUN
He recordado con mucha frecuencia las palabras de un Ministro de Recursos Naturales de Nicaragua cuando Doña Violeta Vda. Chamorro era presidenta. Se trata del reconocido escritor e intelectual Jaime Incer Barquero, cuya decisión de controlar la tala indiscriminada de árboles y enfrentar los poderosos intereses financieros que se movían detrás de esas depredadoras actividades, lo llevó casi al colapso nervioso y a su posterior renuncia del cargo. Antes de dimitir dijo estas palabras «Por favor Presidenta, quíteme estos alacranes de encima que me están devorando». Y realmente terminaron por devorarlo. Yo he sentido esa misma sensación por mucho tiempo. Constantemente los alacranes me vigilan, me persiguen, me acosan y hasta me amenazan. Pero en mi caso no puedo pedirle a nadie que me quite esos alacranes de encima.

No puedo pedírselo al Gobierno porque de ahí provienen algunas de las especies más venenosas. Tampoco a gente importante fuera del Gobierno porque es difícil que alguien quiera que también le caigan alacranes encima. Todos le huyen a la posible mordida de esos alacranes criollos de la que nadie se recupera.

Mi visita a DEPRECO estuvo previamente matizada por una agresiva campaña de muchos alacranes que estaban frotándose las manos para el banquete que esperaban disfrutar. Malkun va preso. Nos lo comeremos en la cárcel con todo y ropa.

Convirtieron un interrogatorio normal y donde no tenía absolutamente nada que decir excepto que todo lo que se hizo con Bancrédito estuvo aprobado por la Junta Monetaria y que la carta del Consultor Jurídico devolviendo unos pagarés a dicho banco se hizo sin ninguna autorización mía o de la Junta, como está evidenciado, fue suficiente para que 50 camarógrafos, periodistas y cuantos medios de comunicación existen en el país, estuvieran esperándome al salir de DEPRECO.

Aunque varias personas han sido interrogadas por el mismo caso, su presencia pasó prácticamente desapercibida. La mía, sin embargo, se convirtió en un festín publicitario donde muchos alacranes esperaban una buena noticia para comenzar su celebración.

No se ha respetado el hecho de que fue bajo mi administración que se hizo el sometimiento a los ejecutivos de ese Banco. Y si hay alguien en este país que puede decir a boca llena que nunca estuvo vinculado con algún grupo financiero antes de la crisis bancaria, ese soy yo. No porque no me interesara ser alto ejecutivo de un banco, sino porque estuve 12 años ausente de mi país y prácticamente no conocía a nadie de los que estaban al frente de esas instituciones, salvo muy raras excepciones.

Los alacranes nunca van a desistir de su propósito de devorar al que ellos creen el más vulnerable y digerible para sus intestinos. Porque ellos tienen a otros en su mira, pero si lo muerden pueden indigestarse y hasta morir.

No es fácil lidiar con esta amenaza y a nadie se la deseo. A veces sueño que los alacranes entran por mi boca y mis oídos. Que me carcomen los intestinos y el corazón. Y cuando ya casi agonizo, despierto atormentado del sueño y recuerdo a mi querido Ministro de Nicaragua con quien compartí muchos de sus momentos de angustia. Después me repongo y me digo a mí mismo «si desistes te jodes, porque de cualquier manera te van a devorar».

Es difícil defenderse de tantos alacranes que te acechan y que siempre están en posición de ataque para darte la mordida final. No niego que hay momentos en que el espíritu de lucha se debilita. Te invade la tristeza y la decepción. Te dices a tí mismo «entrégate a esos alacranes y terminemos con todo». Pero por encima de eso hay un nombre, una familia, así como amigos y gente del pueblo que han confiado en nosotros y que jamás me lo perdonarían. Y eso es lo único que me inyecta la adrenalina necesaria para seguir luchando.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas