Los alcoholímetros: ¿Angeles o demonios?

Los alcoholímetros: ¿Angeles o demonios?

SERGIO SARITA VALDEZ
El alcohol etílico es un líquido que se obtiene a partir de la fermentación del azúcar. Su fórmula química es C2 H5 OH. Se estima que las dos terceras partes de la población adulta norteamericana acostumbran ingerir alcohol ocasionalmente y que cerca del 12% de esos individuos lo toma en exceso. Es la droga más común con la que tropezamos en el laboratorio de toxicología forense. En concentraciones bajas o moderadas el etanol estimula el cerebro humano causando euforia, sin embargo, cuando su concentración aumenta en la sangre el sistema nervioso central se deprime. Quienes acostumbran ingerir bebidas alcohólicas tienen una mayor tolerancia a sus efectos farmacológicos siempre y cuando el hígado no hay sufrido un daño crónico considerable.

La concentración de la molécula etílica en las bebidas se expresa usualmente en grados. Se dice que el whisky y el ron, por ejemplo, tienen 80 grados prueba. Ello significa realmente un 40% por volumen, lo que implica que en un litro de ron tenemos 600 centímetros cúbicos de agua y 400 cc de alcohol, con lo cual se completan los 1000 cc del total. No siempre existe un paralelismo entre los niveles de etanol detectados en el aire de los alvéolos pulmonares y la cantidad medida en la sangre del sujeto, en esos casos se encuentran cifras superiores en el aire de los pulmones. Un reporte toxicológico de 100 miligramos/100 mililitros equivale en gramos a 0.10%.

Se acepta que 40 miligramos/100 mililitros de etanol en el cerebro solamente producen una sensación de alegría artificial sin interferir en las funciones motoras de la persona. Entre 50 y noventa miligramos/ 100 mililitros (0.05% y 0.9%) disminuyen la atención, capacidad para juzgar y medir el tiempo y la distancia. Entre 100 y 140 miligramos/ 100 mililitros (0.1% y 0.14%) se nota confusión mental, inestabilidad emocional, pérdida del juicio crítico, trastornos de la memoria y retardo en el tiempo de respuesta. Universalmente se entiende que un conductor de vehículo de motor que tenga 80 miligramos/ 100 mililitros de alcohol maneja bajo la influencia tóxica etanólica, muchos ponen en 40 miligramos/ 100 mililitros la cifra límite superior legal de tolerancia.

La presencia de otras drogas en la sangre de una persona puede contribuir a potencializar los efectos farmacológicos del etanol. Entre ellos tenemos los tranquilizantes, antihistamínicos, hipnóticos, sedantes, la marihuana, cocaína y la heroína. Llamamos la atención de que problemas médicos tales como la hipoglucemia en pacientes que sufren de diabetes suelen mostrar un cuadro clínico muchas veces indistinguible del que presenta un borracho.

Ha de tenerse sumo cuidado y precaución cuando se interpretan los resultados de una prueba llevada a cabo con un alcoholímetro. Su calibración, uso correcto, comprobación, chequeo doble, control de calidad y sobre todo competencia, fidelidad y honestidad en el uso de dicho procedimiento son condiciones esenciales que evitarán el descrédito a corto plazo de esta prueba pericial.

Como todo ensayo de laboratorio, este método tiene sus fallas, pifias y debilidades. Reconocer sus fortalezas y debilidades es lo que permitirá un uso racional y comedido que a largo plazo logre ganarse la confianza y el apoyo de la ciudadanía sensata y amante de la paz. Población que sueña con calles y carreteras sin accidentes y muertes provocadas por el uso abusivo del alcohol. Este agente químico está presente en el setenta por ciento de los accidentes automovilísticos, así como en un alto número de casos de homicidios y de suicidios.

Confiamos en que los responsables de la implementación del modelo de alcoholímetros en el país conseguirán con el suficiente tacto, prudencia e inteligencia que el pueblo dominicano termine por ver dicha tecnología como ángel de la guarda y no como un diablo corruptor.

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