Los aleteos de las familias peledeístas

Los aleteos de las familias peledeístas

El PLD, como colectividad política, se ha configurado y crecido desde el poder, al cual llegó de manera fortuita de la mano del balaguerismo, corriente política surgida como expresión política de importantes remanentes ideológicos del trujillismo, que después del golpe de Estado del 63 y la insurrección del 65 se amalgamó con el sector oligárquico tradicional formando el neoconservadurismo dominicano. En el camino han arreglado ese fardo y el resultado ha sido una forma de poder más compleja y perversa que las que por separado ejercieron el viejo sector oligárquico y el reformismo. Esa complejidad se refleja en los aleteos que dan sus dos principales familias, la danilista y la leonelista, en su enfrentamiento por la candidatura presidencial del PLD para las elecciones del 2020, que exacerban la crisis del sistema.
En tal sentido, los principales problemas por los que atraviesa este sistema, y que lo lastran, están atravesados por la crisis interna del PLD. En sentido general, la aprobación precipitada de la Ley de Partidos con elementos claramente inconstitucionales, luego de 20 años de discusión en torno a esta, se hizo bajo la presión del danilismo, urgido de la necesidad de tener campo abierto para hacer pasar las primarias abiertas, como en efecto logró. Igualmente, la Ley Electoral a punto de ser promulgada con su inicuo “arrastre” de los senadores a los diputados, así como las aberraciones que se cometieron y se cometen en el proceso de selección de los jueces de la Suprema Corte de Justicia, en última instancia, se enmarcan en el contexto de la guerrita Leonel/Danilo.
Entre otros factores, esa guerrita, subvierte toda posibilidad de institucionalizar este país, cada facción quiere imponer sus jueces, y así como Danilo impuso “su” Congreso, ahora sus seguidores/empresarios, altos dirigentes de ese partido, buscan comprar los congresistas no danilistas para imponer una nueva repostulación de este. De los encuentros y desencuentros de esas facciones en torno a esos procesos surgen mostrencos acuerdos, como la pretensión/imposición de que el Estado financie las primarias a los partidos, ilegal pretensión que de materializarse beneficiaría básicamente al PLD. La guerrita entre leonelistas y danilistas provoca una vorágine que exacerba la cultura de la corrupción en sus diversas expresiones.
Mediante escaramuzas por la senaduría de San Juan entre dos altos exponentes del danilismo y del leonellismo, promueven el envilecimiento de diversos sectores sociales y de la política misma a través del ofrecimiento y reparto indigno de dádivas, y llegan hasta la pretensión de que se cercene esa provincia, elevando a esa categoría al municipio de Las Matas, otra expresión de la aberrante práctica de dividir el territorio para complacer las apetencias de grupos locales, una práctica que encarece la política al tiempo de prostituirla. Se ha creado un clima que impide la discusión de importantes temas políticos, obligando a diversos sectores opositores a emplear su tiempo en la lucha contra las inequidades que limitan su participación electoral.
Finalmente, en los casos de las leyes de Partido y Electoral, el PRM ha incurrido en deslices que dificultan el diálogo en el espectro opositor. Está obligado a enmendarlos y, además, a alejarse de los efectos del aleteo del peledeismo.

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