En medio de un atareado fin de semana que incluyó cambios en las presidencias de las cámaras congresionales y en las salas capitulares, surge una manifestación, en San Cristóbal, que aunque fue ignorada por la mayoría de los medios informativos, es de gran significación.

Un grupo de alfabetizados de la ciudad sureña reclamaron al presidente Medina, en su visita al colegio Loyola, que les ayude a seguir capacitándose y que se les impartan clases de artesanía, profesiones técnicas o cualquier otra disciplina a su alcance para mejorar, en base al trabajo y capacitación, su calidad de vida.

Estos alfabetizados, probaron “el pan de la enseñanza” y les gustó, lo que constituye un excelente indicio de que se puede lograr mucho más de lo planificado conduciendo a sus similares en todo el país por los caminos de la educación y superación personal como la mejor vía para ayudarlos a salir de la pobreza.

La alfabetización no debe limitarse a enseñar a las personas a mal escribir sus nombres y algunas frases manidas o a leer pausadamente algún texto simplón. Esto representa poco para el ciudadano, por lo que se debe seguir estimulando y apoyando el impulso que representa para muchos, estos inicios en el conocimiento.

Es entendible que por razones de edad y de salud, un porcentaje considerable de los alfabetizados se quede en la primera etapa, pero debe seguirse adelante con los hombres y mujeres que al dar los primeros pasos en el saber, se sienten con deseos de continuar superándose. Este es un reto para el Gobierno y el Ministerio de Educación.