Los alimentos del futuro: ¿qué comeremos en 2050?

Los alimentos del futuro: ¿qué comeremos en 2050?

Tan solo tres cultivos son el alimento básico para más de cuatro mil millones de personas.

Desayunar una falsa banana o merendar una fruta del árbol pandano podría ser algo muy común en un futuro próximo.

Ante la amenaza de la emergencia climática, los científicos ya trabajan para adaptar nuestras dietas a prueba de crisis alimentarias severas.

La guerra de Ucrania ha puesto de relieve los peligros de depender de unos pocos cultivos comercializados a nivel mundial.

Con el 90% de las calorías provenientes de tan solo 15 cultivos, los expertos del Royal Botanic Gardens en Kew, Londres, están buscando ingredientes para preparar el menú que comeremos en 2050.

Diversificar los alimentos que ingerimos es una de las soluciones para aliviar el hambre, abordar la pérdida de biodiversidad y ayudar a adaptarse a la crisis climática. Dice Sam Pirinon, investigador de Kew Gardens.

«Sabemos que hay miles de especies de plantas comestibles en todo el mundo que son consumidas por diferentes poblaciones, y aquí es donde podemos encontrar algunas de las soluciones para estos desafíos globales del futuro«, comenta.

De más de 7.000 plantas comestibles en todo el mundo, solo 417 se cultivan ampliamente y se utilizan como alimento.

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El pandano

La investigadora Marybel Soto Gómez remarca que se puede recurrir al pandano de forma sostenible, sin agotar los recursos de la población local.

El pandano (Pandanus tectorius) es un pequeño árbol que crece en las zonas costeras desde las islas del Pacífico hasta Filipinas. Las hojas se usan para dar sabor a platos dulces y salados en gran parte del sudeste asiático. Mientras que la fruta, parecida a la piña, se puede comer cruda o cocida.

El árbol puede tolerar condiciones adversas, como sequía, vientos fuertes y niebla salina. Cuenta la investigadora de Kew Gardens Marybel Soto Gómez, convencida de que la fruta del pandano «es un alimento resistente al clima y nutritivo, que además es delicioso».

«Sería genial diversificar nuestro menú para incluir alimentos que sean culturalmente apropiados, nutritivos y que puedan cultivarse en condiciones desafiantes en todo el mundo», subraya la experta.

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Los frijoles

No todas las legumbres son comestibles, pero los expertos están explorando cuáles pueden proporcionar alimento y nutrientes.

Los frijoles, o legumbres, son otro «alimento del futuro». Son baratos, ricos en proteínas y vitaminas B, y se adaptan a una amplia gama de entornos, desde las costas del océano hasta las laderas de las montañas.

Hay 20.000 especies de leguminosas en el mundo, pero usamos solo un puñado. «Se cree que hay cientos en la naturaleza que aún son desconocidas para los científicos». Indica Helen Briggs, corresponsal de la BBC para medio ambiente.

El frijol morama (Tylosema esculentum) es un alimento básico en partes de Botswana, Namibia y Sudáfrica. Los frijoles se hierven con maíz o se muelen hasta convertirlos en polvo para hacer crema de avena o una bebida similar al cacao.

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Cereales silvestres

El fonio, un cereal usado en el oeste de África, es rico en hierro, calcio y vitaminas.

Los cereales, que provienen de las gramíneas, también tienen una gran diversidad, con más de 10.000 especies, lo que ofrece un gran potencial para nuevos alimentos.

El fonio (Digitaria exilis), por ejemplo, es un nutritivo cereal africano que se utiliza para hacer cuscús, crema de avena y bebidas, y su planta puede tolerar la sequía.

La falsa banana

El fruto del banano (izquierda) y el ensete (derecha), parte del menú que preparan los científicos para las próximas décadas.

El ensete, o «falsa banana» (Ensete ventricosum), es un pariente cercano de la banana, pero se consume solo en una parte de Etiopía.

El fruto de la planta no es comestible, pero los tallos y las raíces, ricos en almidón, se pueden fermentar y usar para hacer gachas y pan.

Los estudios sugieren que este cultivo tiene el potencial de alimentar a más de 100 millones de personas en todo el mundo.

Confiar en un puñado de cultivos para alimentar a la población mundial ha llevado a la malnutrición y ha agravado la crisis climática.

Se estima que la dieta de más de 4.000 millones de personas depende solo del arroz, el maíz y el trigo, algo que pone en riesgo el sistema alimentario global.

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