Los amores de los indios (1843): primera novela publicada por un dominicano

Los amores de los indios (1843): primera novela publicada por un dominicano

A pesar de la hoy enorme bibliografía dominicana determinar quién fue el primer dominicano en publicar un libro, aunque todo parece indicar que el pionero fue el poeta Francisco Javier Angulo Guridi con sus Ensayos poéticos en 1843 en Cuba, suerte de añoranza a la patria lejana. Sin embargo, no existe consenso en cuál fue la primera novela publicada por un dominicano cuya primacía recae a Los amores de los indios, de Alejandro Angulo Guridi, hermano de Francisco Javier también 1843 en Cuba. No hay consenso en cuanto a cuál fue la primera novela, primer libro, la primera colección de poesía publicada por un escritor dominicano; tampoco cuál fue la primera novela publicada por uno de nuestros ancestros, porque El montero, de Francisco Bonó, publicada por entrega en París en 1856, pues la de Angulo Guridi, dada a la estampa 13 años la precede y además porque ciertos historiadores de la literatura no toman en cuenta la literatura por entrega debido a la dificultad que presentan las publicaciones periódicas para medir la recepción de una obra . En cuanto a quién fue el primer dominicano en publicar un libro, además de Francisco Javier Angulo Guridi, otros nombres giran en torno a la primacía: Andrés López de Medrano y Esteban Pichardo, pero existe consenso en que la primacía la tiene Angulo Guridi con sus Ensayos poéticos de 1843.

Pedro Henríquez Ureña en La cultura y las letras coloniales en Santo Domingo, y Emilio Rodríguez Demorizi en La imprenta y los primeros periódicos de Santo Domingo (Sociedad Dominicana de Bibliófilos, 2003. 181pp.), refieren que el libro más importante que llegó a imprimirse en Santo Domingo fue el Tratado de lógica (1814) de Andrés López de Medrano, pero, consigna Henríquez Ureña, “su Tratado de lógica se ha perdido”. Una pérdida que implica que ese lugar le corresponde a la colección de poemas Ensayos poéticos de Francisco Javier Angulo Guridi, publicada en Cuba en 1843.

Vetilio Alfau Durán en su documentado e interesante artículo “El primer libro de versos publicado por un dominicano” (Clío, 92, Ciudad Trujillo, Academia Dominicana de la Historia, 1952), descarta a Esteban Pichardo, nacido en Santiago de los Caballeros a finales del siglo XVIII, porque Pichardo en su colección de poemas Miscelánea poética (1823), apenas alude a su país natal pues no se sentía dominicano, como en efecto, lo muestra su obra literaria posterior a aquella Miscelánea poética.

Los que han intervenido en cuál fue el primer libro publicado por un dominicano, a pesar de sus sempiternos visos de polémica, coinciden en que, quese sepa al día de hoy, ningún libro de autor dominicano fue publicado antes del siglo XIX fuera de la colonia; sabemos que la imprenta comenzó a funcionar efectivamente, en el Santo Domingo español, a finales del siglo XVIII, según consigna Moreau de Saint-Méry [1783] en su Descripción de la parte española de Santo Domingo; afirmando además que la imprenta no se utilizaba en la parte española de la isla para imprimir libros sino hojas sueltas y publicaciones periódicas de pocos folios que siempre se vieron sometidas a la censura parcial de la Corona, luego de la reconquista de Sánchez Ramírez (1809) pues la Colonia española había sido cedida a Francia en 1795.

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Durante la ocupación haitiana (1822-1844), la censura es un tema que requiere un análisis más amplio, pues una ocupación militar se ejerce a fuerza de censura para evitar cualquier incitación a la insurrección.
Alfau Durán, en el prólogo a La fantasma de Higüey (Santo Domingo, Sociedad Dominicana de Bibliófilos, 1981, 93pp.), escribe: “En 1843 [Francisco Javier Angulo Guridi] publicó en Puerto Príncipe, Cuba, su primer libro de versos en la Imprenta de Gobierno y Real Hacienda, bajo el título de Ensayos poéticos. Contiene unas cuarenta composiciones en las cuales añora la patria ausente: ‘Al Ozama’ al ‘Río Yuma’ (que confunde con el Yuna), a la ‘Torre del Homenaje’, a ‘Maguana’…, poesías de alguna extensión. Se ha dicho que es el primer libro de versos publicado por un autor dominicano […] pero se evidenció que la Miscelánea poética, publicado en La Habana veinte años antes, en 1823, por el polígrafo “dominicano” Esteban Pichardo Tapia, que floreció en Cuba, es el que lleva la primicia”.

La tímida atribución de Alfau Durán a Pichardo de la primacía de primer libro de un dominicano no se sostiene. Pichardo solo menciona su país de origen en uno de sus poemas; su novela El fatalista (1866) es considerada cubana; toda su obra lexicográfica es consagrada a Cuba. Pichardo, como dijimos más arriba, era y se sentía cubano.

Más por honestidad intelectual que por espíritu de polémica, Alfau Durán se corrige y le restituye la primacía a Francisco Javier Angulo Guridi no solo por los textos que sus Ensayos poéticos sino también por la nostalgia al país de origen que expresa su obra.

El riguroso Alfau Durán da pie, en su prólogo a La fantasma de Higüey (1857), a la polémica: “[…] La fantasma de Higüey [de Alejandro Angulo Guridi], es hasta ahora, probablemente, la primera novela dominicana publicada por un escritor nativo” (Clío, 92, Ciudad Trujillo, Academia Dominicana de la Historia, 1952.). Alfau afirma al mismo tiempo que Los amores de los indios de Alejandro Angulo Guridi, hermano de Francisco Javier, publicada igualmente en 1843 en La Habana sería igualmente la primera novela publicada por un dominicano. Descartando de la primacía a El montero (1856), de Bonó y, de Alejandro Angulo Guridi, La fantasma de Higüey (1857).

Por otra parte, si damos crédito al criterio de ciertos historiadores de la literatura que suelen no tomar en consideración los “folletines” que publicaban revistas y periódicos europeos a mediados del siglo XIX debido al poco alcance de su recepción y a la naturaleza intrínseca de este tipo de publicación. Vale recordar que Alexandre Dumas fue uno de los mayores expositores de la literatura folletinista francesa, tanto Los tres mosqueteros como El conde de Montecristo fueron publicados por entregas en el Journal des Débats de París de 1844 a 1846. Su éxito fue tan impresionante que ambas novelas aparecieron en formato libro en 1846. De manera que El montero de Bonó, publicada por entregas en París en 1856 no sería de ninguna manera la primera novela publicada por un dominicano.

La primera novela por entrega recaería pues a Manuel de Jesús Galván que en 1855, antes que Bonó, publicó La puericracia (El Oasis, 2 de diciembre de 1855), y en el mismo periódico Federico o el aburrimiento (20 y 27 de abril y 4 de mayo de 1856); de igual manera y ese mismo año Elvira y Manfredo (18 y 25 de mayo; 1 y 8 de junio). Por lo que, precisamente, la novela de Bonó ([Santo Domingo, Librería Dominicana, 1968), pierde la primacía.

En cambio, Los amores de los indios sería entonces la primera como afirman, entre otros, Max Henríquez Ureña y Marcio Veloz Maggiolo: la novela dominicana “no nace propiamente”, escribe Veloz Maggiolo, “en Santo Domingo, sino en Cuba, con las publicaciones de Alejandro Angulo Guridi: Los amores de los indios (1843)” (Cultura, teatro y relatos en Santo Domingo. Santiago de los Caballeros: Universidad Católica Madre y Maestra, 1972. p. 172). Se habla de otras novelas de Alejandro Angulo Guridi, pero lamentablemente no han sido encontradas. Por el momento debemos atenernos a los textos que han sido recuperados y Los amores de los indios tiene la primacía.

Determinar cuál fue el primer libro publicado por un dominicano o cuál fue la primera colección de poemas o, más aún, la primera novela podrá parecernos, a simple vista, un falso problema; pero es la parte escondida del iceberg, pues lo que se pone de manifiesto con esas estadísticas, además del carácter reciente de la bibliografía dominicana, es el abandono de que fue objeto la Colonia de Santo Domingo de parte de España debido al sitio a que las grandes armadas imperiales de Francia, Holanda e Inglaterra, desde finales del siglo XVI hasta bien entrado el siglo XVIII, la sometieron. Esa condición de “frontera imperial”, como diría Bosch, es la causa de la arritmia histórica dominicana que le costó al país años para tratar de ponerse a nivel de lo que se hacía en el Continente hispánico.

A pesar del evidente “atraso cultural”, Enriquillo, novela histórica dominicana (1882) de Manuel de Jesús Galván, es no solo la primera novela dominicana que supera las cien páginas, sino también una de las obras maestras de la novela indigenista hispanoamericana del siglo XIX.

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