Los años dorados de Hollywood

Los años dorados de   Hollywood

Hay espacios que, con solo una mirada nos recuerdan una época llena de estilo, glamur y encanto.

Los años dorados del Hollywood de los 50 han vuelto a la decoración. Agradables y cálidos tonos pastel, una decoración sencilla y opulenta al mismo tiempo, nos permiten revivir una época en los mismos escenarios que “L. A. Confidencial”, la película con la que Kim Basinger consiguió el Óscar como mejor actriz de reparto.
Espíritu L. A. La interiorista Patricia Bustos ha querido recuperar este espíritu durante su participación en Casa Decor, un evento en el que la decoración es la protagonista durante un mes, y que en cada cita anual apuesta por nuevas incorporaciones que siguen enriqueciendo el espacio.
“Wake up in Palm Springs” es el nombre que ha dado al proyecto, inspirado en la arquitectura icónica americana de los años 50-70 (Mid Century) de esta pequeña localidad, “donde las estrellas de cine de los años dorados de Hollywood acudían a disfrutar y a relajarse”, comenta la interiorista.
Intentando reproducir ese calor, color y el chapoteo de las piscinas, la atmósfera se carga de energía positiva que emana de los “colores pastel, la vegetación tropical y las formas orgánicas, mejorando el bienestar de los habitantes de esta suite tan especial”, describe Bustos.
La creadora asegura que pretendía recrear la esencia de Palm Spring, un espacio desértico, pero a la vez lleno de vida, “capaz de remover algo en nosotros y de emocionarnos”.
Blanco, color estrella. El blanco es el color estrella de un concepto de vivienda abierto, en el que el comedor parece adentrarse en el dormitorio y, al mismo tiempo, podría considerarse un espacio añadido a éste para leer, descansar o tomar un coctel.

Una cama repleta de cojines invita a tumbarse en un espacio tan mullido y acogedor del que no hay ganas de levantarse; solo un par de estampados con hojas de palma cambian este entorno inmaculado, en el que las mesitas lacadas en blanco acompañan una pared sobre la que reposa un espejo con luz de fondo, y a cuyos costados se sitúan dos apliques con iluminación muy tenue.

Sobre las mesitas -e intentando recuperar el espacio exterior- las lámparas se visten con una tulipa que semeja las sombrillas de la playa.

Toque retro. Tan trabajadas como en la habitación, las paredes del dormitorio, en blanco roto, se abren a dos huecos en rafia que, en paralelo, incorporan el haz de una luz difusa.

Presidiendo la estancia, una fotografía de una modelo al borde de una piscina, sobre la que se van los ojos, un toque retro en el color y el diseño de esta “postal” que afianza la idea del viaje en el tiempo que hemos recorrido.
Detalles añadidos. Un ligero y diminuto sofá como único lugar de reposo y una mesa con dos cocteles, esperando ser degustados, enmarcan un espacio lleno de encanto y sensibilidad, donde con pocas cosas se puede conseguir mucho.

Un sencillo cactus da idea de la sequedad del lugar, pero también de que existen plantas que sobreviven, de la misma manera que ese verdor se comparte en un espacio que gusta de la humedad: la bañera.

Justo en el mirador que da la calle, pero preservada de miradas indiscretas, gracias a las plantas, Patricia Bustos sitúa la bañera de gresite, también blanca, con detalles dorados en la grifería, un espacio sofisticado de puro sencillo.

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