Los anuales, unos premios de fiesta

Los anuales, unos premios de fiesta

Por encima de la invitación recibida fui a la entrega de los Pemios Anuales de Literatura y Música que realizó la semana pasada la Secretaría de Estado de Cultura en el Auditorio Enriquillo Sánchez porque el escritor y amigo Pedro Antonio Valdez me conminó a acompañarlo.

Confieso que no me arrepiento. Porque esa noche en que pensadores, literatos, investigadores y músicos recogían sus premios (en dinero y diplomas debidamente enmarcados) los que estuvimos ahí disfrutamos de una peculiar producción en la que se mezclaron canciones (los ganadores) y lecturas dramáticas (de las obras ganadoras) en la que participaron excelentes músicos y actores.

Entre los actores estaban Johnniée Morales, Víctor Checo, Katty Báez, Dulce Elvira de los Santos. Recuerdo haber visto al maestro Crispín Fernández, Edys Sánchez, Sandy Gabriel y a la directora coral Mayra Peguero. Estos artistas experimentados reforzaron la presentación de las piezas ganadoras de una manera digna y profesional.

Claudia Sierra puso su potente voz al merengue «Tu mundo» con el que Luis Samuel Cabrera recibió su premio y entregó su talento al público en compañía de la Banda de Jazz del Conservatorio Nacional de Música.

Un momento emotivo fue cuando un grupo de voces del Conservatorio interpretó «Tiempo perdido», la pieza clásica ganadora de la modalidad coral clásica, dirigida por Mayra Peguero quien al final explicó de la complejidad de la pieza lo que la llevó a hacer una selección de cantantes «con una gran destreza en la lectura musical».

Tras la entrega de los premios y el disfrute de las distintas piezas ganadoras y los autores ganadores, recibimos como regalo un cierre espectacular con «Gagayas», la pieza del Rafelito Mirabal en la modalidad folclórica.

El propio Rafelito dirigió al grupo Ensamble Sistema Bien Temperado que arrancó los mayores aplausos y motivación entre los presentes.

Quiero decirle a Pedro Antonio Valdez que valió la pena y mis felicitaciones para José Rafael Lantigua y los que como Wallis Uribe se encargan de que este tipo de actos, tradicionalmente aburridos, se conviertan en un espectáculo agradable. (M.C.)

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