La alfombra roja de los Grammy sirvió una vez más para que los artistas desfilaran con sus muy peculiares atuendos. Y aunque el evento no es el más indicado para hablar de los mejor o peor vestidos, los críticos no se resistieron a alabar a los invitados o despotricar en su contra, según el caso, e identificar tendencias.
La piel al desnudo y las transparencias fueron una de las más fuertes tendencias, teniendo como abanderada a la cantante Beyonce, quien lució sus curvas con un provocador vestido.
Resaltó el escaso colorido y la preferencia, en cambio, por tonos blancos, nude o metálicos, como el vestido de Gucci que lució Taylor Swift, que la hizo destacar como una de las más elegantes. Todo lo demás, en sentido general, fue un derroche de “ingenio” y extravagancia.