Los Astros de Houston ganaron el campeonato en el 2017 y fueron subcampeones la pasada campaña contra los Nacionales de Washingaton.
Tienen uno de los mejores equipos, tanto en ofensiva como en pitcheo.
Pero eso importa muy poco pues de lo único que se hablará durante todo el 2020 será del escándalo de robo de señas que destapó Mike Fiers y que provocó la suspensión y despido del gerente general Jeff Luhnow y del dirigente A.J. Hinch.
Pero que ahora provoca el repudio del mundo del béisbol a uno de los conjuntos más dominantes de los últimos tiempos.
Ahora la interrogante no es si los Astros ganarán o perderán sino si su éxito dependía exclusivamente de la trampa.
Ellos todavía tienen una ofensiva temible que cuenta con José Altuve, George Springer, Yordan Alvarez, Carlos Correa, Alex Bregman y Yuli Gurriel.
¿Pero podrán estos hombres aguantar la presión, y el desquite de los lanzadores rivales contra ellos?
Las Vegas ya está tomando apuestas para determinar cuántos pelotazos recibirán los bateadores de los Astros… nada fácil.
El pitcheo de los Astros también es sólido, a pesar de la partida de Gerrit Cole.
Justin Verlander y Zack Greinke lideran la rotación abridora que cuenta además con Lance McCullers, José Urquidy y Brad Peacock.
En el bullpen tienen a Roberto Osuna como su cerrador y uno tiene que volver a decir que en papel lucen muy, pero muy bien.
Pero el problema no es solo lo que se ven en el papel.
El nuevo dirigente Dusty Baker tiene una labor titánica de frente.
Y es tratar de mantener la moral en un equipo que será asediado por la prensa, por los fanáticos contrarios y hasta por los propios desde que se juegue el primer partido.
¿Podrán ellos aguantar ser el equipo más odiado de todo el negocio día tras día?
Ya ayer José Altuve lo vivió en su primer turno al bate de la Liga de la Toronja.
Y ese será un show que se repetirá muchas veces durante todo el año y habrá que ver si ellos podrán aguantarlo.