Los ataques aéreos de la CIA, con más de 2.300 muertos, bajo lupa en Pakistán

Los ataques aéreos de la CIA, con más de 2.300 muertos, bajo lupa en Pakistán

Islamabad, (EFE).- El programa encubierto de aviones espía de EEUU en Pakistán, que ha matado desde 2004 a entre 2.292 y 2.863 personas según un estudio divulgado hoy, está cada vez más bajo el escrutinio público en este país a causa de la muerte de civiles. Entre 385 y 775 civiles han perdido la vida en estos bombardeos, concentrados en las áreas tribales de Pakistán, según el análisis elaborado por el Buró de Periodismo de Investigación, organización con base en el Reino Unido, y el diario paquistaní Express Tribune.

Los datos -extraídos de noticias y de investigadores que trabajan sobre el terreno- revelan que la mayoría de estos ataques contra la red terrorista Al Qaeda y facciones talibanes han tenido lugar durante la presidencia de Barack Obama- 239 de un total de 291. El informe contrasta con los datos del ‘think tank’ estadounidense ‘New America Foundation’, que sitúa en entre 1.628 y 2.561 los fallecidos a causa de estos ataques con misiles.

El secretismo del programa y la incertidumbre sobre el coste para la población civil no ha evitado que aparezcan, cada vez con más fuerza, corrientes críticas con esta ‘guerra a distancia’ de la CIA. El más activo en el ámbito legal es el abogado paquistaní Shahzad Akbar, quien en nombre de víctimas de estos ataques ha presentado ante la Policía de Islamabad notas legales contra EEUU.

 Lo hizo por primera vez en noviembre del año pasado, exigiendo indemnizaciones para su cliente y culpando, entre otros, al por entonces jefe de la CIA, Leon Panetta. En julio, Akbar entregó a la Policía otra petición para que se emita una orden de arresto contra un antiguo consejero legal de la CIA, John Rizzo, que firmaba las aprobaciones de los ataques. Ello se adivina más que complicado, pero la intención del abogado es efectuar una encuesta entre 300 familias afectadas por los llamados ‘drones’ para comprobar qué porcentaje de civiles muere en estos bombardeos y fortalecer así su caso. «No solo trabajamos los datos, sino que queremos probar la inocencia» de las víctimas, explicó el letrado a Efe. Akbar elogió el último estudio sobre estos ataques, que demuestra que «hay necesidad de investigar más». «Esto contribuirá a la responsabilidad en la guerra contra el terrorismo. Los ataques tan solo excitan sentimientos antioccidentales en el Sur de Asia», defendió el abogado.

En paralelo están teniendo lugar campañas en otros ámbitos para llegar al gran público, como una exposición en el Reino Unido con fotografías que el periodista Noor Behram tomó durante los últimos tres años. En las instantáneas, que antes de finalizar el año se exhibirán en Pakistán y EEUU, aparecen niños y mujeres víctimas de los bombardeos, que son presentados por Washington como un instrumento clave de su lucha contra el islamismo radical. La cantidad de víctimas civiles es la gran incógnita respecto a los ataques de aviones no tripulados, ya que las áreas tribales están vetadas a la prensa y las redes yihadistas controlan buena parte del territorio.

Algunas organizaciones denuncian un gran número de civiles muertos, pero fuentes de inteligencia y seguridad extranjeras consultadas por Efe destacan que los bombardeos suelen ser precisos.

Fuentes del espionaje paquistaní que en 2010 admitían una colaboración con la CIA en materia antiterrorista para lanzar estos ataques, ahora se muestran críticas con ellos, reflejo de la turbulenta relación entre EEUU y Pakistán.

El primer gran desencuentro fue el caso del espía norteamericano Raymond Davis, que mató a dos paquistaníes en la ciudad de Lahore a finales de enero y que finalmente fue liberado por Pakistán semanas después. La tensión entre ambos países se disparó, no obstante, en mayo, cuando EEUU lanzó una operación unilateral en territorio paquistaní para matar a Osama Bin Laden; desde entonces los respectivos servicios secretos se lanzan mensajes a través de la prensa.

El programa de aviones espía, que Obama ha convertido en una de sus principales armas, es uno de los ámbitos más alterados por la falta de entendimiento entre Washington e Islamabad. EFE a

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