PARIS. AFP. Los bancos son blanco de las críticas cada vez más acérrimas de parte de personalidades políticas y económicas por su responsabilidad en la crisis mundial, hasta el punto de que los planes de relanzamiento adoptados por los gobiernos apenas surten efecto.

 «Wall Street espera una salida fácil» a la crisis, pero ésta no existe, declaró ayer el presidente   Obama, explicando que su gestión trata de «aplicar un poco de disciplina por el bien» de los empresarios. Hace unas semanas,  ya había calificado de «vergonzoso» que los bancos beneficiarios de ayudas estatales continuaran distribuyendo bonos.

 El presidente francés, Nicolas Sarkozy, también criticó el sistema de primas de los corredores, que pretende reformar.

 El ministro español de Industria, Miguel Sebastián, advirtió a principios de mes que al gobierno se le estaba «acabando la paciencia con los bancos» por su reticencia a conceder créditos, mientras que los socialistas suizos han arremetido contra «la arrogancia de los banqueros».  Los ataques a las entidades financieras también se han extendido al seno empresarial. Los patrones del consorcio europeo EADS o del grupo del automóvil francés PSA las han acusado de haber empeorado su preocupante situación al no facilitarles el crédito, pese a las ayudas recibidas.