Los bonos del Gobierno

Los bonos del Gobierno

Entre los economistas profesionales se entiende que si la economía está en recesión al gobierno no se le puede pedir un presupuesto equilibrado. Lo que no se acepta es que aumente sus gastos sin saber de dónde sacará el financiamiento, o que acuda a cualquier fuente sin importar el costo a pagar, por las consecuencias que tendría sobre la sostenibilidad del balance  adeudado.

La economía dominicana está en recesión, la recaudación fiscal sigue en  caída libre. En $82 mil millones se redujeron los ingresos de la DGII en los primeros seis meses del 2009, comparado con igual periodo del 2008, disminuyeron 19%. Aduana reporta una ligera mejoría, pero fue porque cobró deuda a los importadores, para el saldo los comerciantes se endeudaron con la banca comercial.

Está en recesión porque el gobierno, para tener mano suelta el próximo año, cuando se celebran elecciones congresuales y municipales, decidió no firmar con el FMI, como consecuencia no tenemos acceso a financiamientos con intereses bajos en los organismos multilaterales. Como en lugar de reducir el gasto superfluo lo ha aumentado, y pensar en un incremento de impuestos sería una locura, para atacar la recesión el gobierno se ha decidido por la opción más onerosa, la emisión de US$1,000 millones en bonos soberanos.

Tomo la decisión sin estudiar con rigor si el pasivo del gobierno, que incluye los intereses de las deudas externas e internas, las pensiones y la capitalización del Banco Central, es sostenible en el mediano plazo. Cuando se hace el cálculo, se tiene que el valor presente de los ingresos tributarios esperados para los próximos cinco años, es insuficiente para pagar el valor presente de los pasivos (incluyendo la deuda social) congelados del gobierno. En el 2008 el gobierno elevo la deuda pública (excluyendo la del Banco Central y la del sector electricidad) en 6.3% del PIB, con los mil millones de bonos soberanos la llevaría a 27% del PIB, sin considerar el enorme incremento de la deuda interna.

Hay dos razones poderosas para rechazar el incremento de la deuda externa por US$1,000 millones: los ingresos tributarios actualizados son insuficientes para cubrir los pasivos actualizados y porque la nueva deuda es onerosa. De aprobarse, los bonos elevarían el servicio de la deuda por dos tipos de costos: por prima de liquidez y por prima de incertidumbre. Como la credibilidad del gobierno no puede estar más baja, seria alta la prima a pagar por incertidumbre. También sería elevada la prima por liquidez, porque a pesar de que los bonos tendrían una madurez en el mediano plazo, los inversionistas apreciarían que está pendiente un ajuste del tipo de cambio y otra reforma tributaria para mejorar la recaudación fiscal y cumplir con la deuda. Sin otra reforma tributaria en el corto plazo, la economía del gobierno no soportaría otra emisión de bonos y para evitar nuevas cargas impositivas, el Congreso debe rechazar la pretensión del gobierno.

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