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SAO PAULO (AFP) .- Los brasileños acuden hoy domingo a elegir presidente, en medio de la incertidumbre generada por la caída del apoyo a la reelección de Luiz Inacio Lula da Silva y en medio de una guerra sin cuartel entre su Partido de los Trabajadores (PT) y la oposición socialdemócrata.
Las intenciones de votos a Lula cayeron en las últimas encuestas de 53% el miércoles a 50% este sábado según Datafolha y a 49% según Ibope, y creció así la posibilidad de un balotaje el 29 de octubre.
Los resultados, divulgados por la red Globo de televisión, indican por primera vez a lo largo de la campaña electoral, la posibilidad que el actual presidente no sea reelecto en primera vuelta y que haya necesidad de una segunda con el socialdemócrata Geraldo Alckmin.
Ambas consultas señalaron, además, un aumento de las intenciones de voto al ex gobernador de Sao Paulo, de 35% el miércoles a 38% este sábado según Datafolha y a 37% según Ibope.
Ambos sondeos, con un margen de error de más o menos dos puntos, se realizaron entre jueves y viernes, después del debate entre los candidatos presidenciales en la red Globo de televisión, al que no concurrió Lula.
Por otra parte, el PT presentó a última hora del sábado a la justicia electoral una acción para impugnar la candidatura de Alckmin, por usar indebidamente los medios de comunicación para perjudicar a Lula, dijo a la AFP un portavoz de la campaña por la reelección.
Días atrás la coalición que apoya a Alckmin, integrada por el PSDB (Partido de la Social Democracia Brasileña) y el PFL (Partido del Frente Liberal, derecha), elevó también a la justicia electoral un pedido de impugnación de la candidatura de Lula por presunto abuso de poder.
El PT resolvió pedir la impugnación de Alckmin después que una fuente policial divulgó a la prensa fotos del dinero (800.000 dólares) que usarían militantes del PT para comprar documentos que presuntamente comprometerían en un esquema de fraude al Estado a Alckmin y a José Serra, postulante socialdemócrata a gobernador del estado de Sao Paulo.
Con certeza (la divulgación de las fotos) es consecuencia de la coordinación entre alguien del PSDB y alguien de la Policía federal, comentó el ministro de Relaciones Institucionales, Tarso Genro.
El escándalo desatado por el intento de compra de los documentos le costó el puesto Freud Godoy, asesor de Lula, y al coordinador de la campaña, Ricardo Berzoini, presidente del PT. Lula aseguró que nada sabía del asunto, y atribuyó la responsabilidad del complot a una manga de chiflados.
El pedido del PSDB contra Lula se basó en el mismo incidente, para que se investigue si el presidente podía estar involucrado en el intento de compra de los documentos contra los socialdemócratas.
El mandatario esperaba una reelección fácil, por la fuerte recuperación de su popularidad tras las graves acusaciones que el año pasado provocaron la caída de sus principales ministros y de la cúpula del PT, por presunto pago de sobornos a diputados.
Pero en las últimas dos semanas este nuevo escándalo agitó la campaña y desató la guerra entre el PSDB y el PT, con los pedidos de impugnación de las candidaturas de los principales candidatos.
En ese clima, 126 millones de brasileños acudirán a votar para elegir al presidente, legisladores y gobernadores de 26 estados y del Distrito Federal (Brasilia).
Lula, 60 años, llega en un ambiente diferente al de su triunfo de 2002. El ex sindicalista no enfrenta ahora la hostilidad de los mercados, pero está a la defensiva por las denuncias que golpearon a su entorno.
Alckmin, de 53, apuesta a que el presidente caiga por debajo del 50%, para forzar una segunda vuelta electoral.
Además de elegir presidente, los brasileños renovarán los 513 escaños de la Cámara de Diputados, un tercio (27 de un total de 81) de los escaños del Senado y las asambleas legislativos de los estados.
