París. Los países conocidos como BRIICS (Brasil, Rusia, India, Indonesia, China y Sudáfrica) deben ser más competitivos en la economía global para impulsar el crecimiento del resto de emergentes, según un informe presentado hoy por la OCDE.
“Para lograr una convergencia sostenida, los países emergentes necesitan propulsar su competitividad y reducir su significativa brecha de productividad con las economías avanzadas”, destaca el estudio “Perspectivas sobre desarrollo global”, elaborado por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico.
De no ser así, y con tasas de crecimiento como las registradas entre 2000 y 2012, muchos de los países en desarrollo no alcanzarán el objetivo de equiparar su actividad con la de las economías avanzadas en el horizonte de 2050, previene la OCDE.
Con el escenario actual, pueden alcanzar esa meta Estados como China, Kazajistán o Panamá, pero no otros como Brasil, Colombia, Hungría, México o Sudáfrica, apunta el estudio.
En las páginas de su análisis, que parten de datos referidos a 2010, el secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, recuerda que los emergentes ya han superado en tamaño económico a los países miembros del llamado “club de los países ricos”, en términos de paridad de poder adquisitivo (PPP, por sus siglas en inglés).
Pero no es suficiente si quieren alcanzar los niveles de desarrollo de los países más ricos. Especialmente ante la desaceleración de la economía china, cuyo rápido crecimiento ha beneficiado hasta ahora tanto a sus ciudadanos como “a sus vecinos y proveedores, especialmente los de materias primas».
Gurría sostiene que ese avance ha estado esencialmente liderado por India y China, donde habita un tercio de la población del planeta, y que una de las claves de la futura progresión de los países en desarrollo pasa por que los Estados de renta media, como India o Indonesia, mejoren su productividad a través de la tecnología y la eficiencia.
Los BRIICS suman ya una contribución del 20 % al conjunto del Producto Interior Bruto (PIB) planetario, más del doble que en la década anterior. Además, algunos han registrado importantes tasas de productividad en esa última década, como el 7 % de media alcanzado en China, mientras que en otros la diferencia ha aumentado, como en Brasil, México y Turquía.
Los remedios son diversos ya que Brasil, por ejemplo, cuenta con la menor tasa de exportación de ese grupo de países, cercana al 10 % y muy inferior al 30 % de China o al 20 % de India, apunta el estudio.
“Los países tienen que hacer mayores esfuerzos para diversificar su estructura económica hacia actividades de mayor valor añadido. Para ello, tienen que incrementar los niveles de éxito educativo y capacidades de sus fuerzas de trabajo, así como mejorar su capacidad para innovar”, resalta el exministro mexicano.
Una de las recetas sugeridas por la OCDE es modernizar el sector servicios con actividades de alto valor añadido dirigidas a la creciente clase media, como la consultoría, la ingeniería o los análisis médicos, lo que impulsaría tanto el negocio interno como el externo y mejoraría el retorno invertido en el mercado de trabajo.
A ello se suman recomendaciones del informe para mejorar las políticas de regulación de la competencia, para promocionar los servicios de conocimiento intensivo y para modernizar los mercados de capital y de trabajo, de forma que se facilite “una integración más efectiva en las cadenas globales de valor».
El estudio también destaca que algunos factores tradicionales de crecimiento en los países emergentes están desapareciendo, como el aumento del consumo con el acceso de la población al estatuto de clase media, impulsado a menudo por factores demográficos convencionales, como el fenómeno por el que la tasa de mortalidad cae más rápido que la de natalidad, que está desapareciendo en muchos de esos países.
Pero la OCDE avisa de que el crecimiento económico debe de ser “inclusivo” en lo social y “sostenible en lo medioambiental. “La intranquilidad de la Primavera Árabe y otras tensiones crecientes en economías en desarrollo dejan claro que se tiene que poner más atención a la cohesión social y a la igualdad de oportunidades de forma que los beneficios del desarrollo económico se compartan más ampliamente”, agrega el máximo responsable de la OCDE.