RAFAEL MOLINA MORILLO
Los retratos de los presidentes constitucionales que colgaban en una pared de la llamada “galería” destinada para esos fines en el Palacio Nacional, han sido bajados y retirados de allí. Ahora solamente quedan las pinturas de los Padres de la Patria –Duarte, Sánchez y Mella- y del prócer de la Restauración, Gregorio Luperón.

¿Cuál habrá sido la razón para recoger esos retratos, incluyendo el del actual mandatario Leonel Fernández? ¿Desalentar, acaso, el culto a la personalidad? Si ésta fuera la razón, bien haría el gobierno en mandar a recoger todos los retratos del presidente Fernández que proliferan en todas las oficinas públicas, y poner en su lugar las imágenes de los fundadores de la República, o simplemente el Escudo Nacional.

Pero no parece que esa haya sido la razón para el descendimiento de los retratos de marras. Otra teoría podría ser el hecho de que, cuando el gobierno de Hipólito Mejía actualizó la mencionada “galería” (que originalmente fue una iniciativa de la gestión de Salvador Jorge Blanco), no se incluyó a Leonel Fernández y sí se incluyó a José Francisco Peña Gómez. ¡Doble y craso error perredeísta! Porque no se podia borrar de la historia el hecho de que Leonel fue el presidente del 1996 al 2000, ni tampoco se podian torcer los hechos para que Peña apareciera como si hubiese sido presidente, sin serlo.

Dicen las malas lenguas que la famosa “galería” va a ser renovada, incluyéndose en ella otros gobernantes que, si bien no fueron elegidos en las urnas, ocuparon el solio por mandato constitucional. Ya veremos. Pero mientras tanto, me quedo con la idea de que en vez de alentar la reverencia hacia personas que han cumplido un mandato popular, se promueva el amor por los símbolos patrios, como lo son el Escudo, la Bandera y el Himno nacionales.

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