LOS BUENOS DIAS
Turismo e inmigración

LOS BUENOS DIAS <BR>Turismo e inmigración

RAFAEL MOLINA MORILLO
Un hombre que fue en la tierra muy bueno, se murió y, como era de esperarse, se fue al cielo, donde llevaba más de mil años disfrutando de la eternidad; pero un día se fastidió y le dijo a Dios:

«Dios mío, quisiera que me permitieras conocer el infierno por una noche, para saber de qué me perdí».

Dios, en su infinita bondad, le dijo:

«Si es tu voluntad, así sea».

Nuestro hombre se fue esa noche al infierno. Subió, a su entrada, unas escaleras de mármol de Carrara. Vio por doquier luces de neón y una puerta se abrió de manera espectacular, dando paso a una especie de Edén surcado por ríos de whisky de 18 años y mujeres de las más hermosas del planeta. Pasó la mejor noche de su vida y regresó de madrugada al cielo. En la mañana, habló con Dios y le manifestó su deseo de mudarse definitivamente al infierno.

Dios nuevamente aceptó.

Arreglados sus asuntos, a la semana estaba camino del infierno. Subió las mismas escaleras y se abrió nuevamente la puerta, pero esta vez cayó a una paila gigantesca de azufre hirviente. Se hundió en ella mientras el diablo lo punzaba con su tridente, pero con esfuerzo logró colgarse del borde. Sacó la cabeza y miró al Diablo sentado en su trono y le dijo:

«Diablo, ¿qué es esto? Yo estuve aquí la semana pasada y todo era maravilloso…»

Y el Diablo respondió:

«Sí, pero una cosa es el turismo y otra la inmigración!»

(Por Laureano Márquez, de El Mundo, Madrid, dedicado a todos los inmigrantes de todos los países del mundo.)

(r.molina@verizon.net.do)

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