LOS BUENOS DIAS
Y las garzas…  ¿dónde están?

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RAFAEL MOLINA MORILLO
Quizás nunca se sabrá a ciencia cierta cuánto dinero se invirtió finalmente en la construcción del aeropuerto de La Isabela, o El Higüero, o Joaquín Balaguer, que nombres no le faltan al sustituto de Herrera.

Se dice que el citado aeropuerto se tragó más de mil millones de pesos y otros treinta millones de dólares adicionales, sumas éstas que superan en grado extremo a lo que se había presupuestado originalmente.

Es la misma historia de siempre. La historia de los Juegos Panamericanos fue igual: se calculó una cantidad equis y al final se gastaron tantas equis que todavía no se sabe su costo real. Y será también la historia del Metro, y la historia de la Isla Artificial: al final habrán costado muchas veces las sumas originalmente anunciadas. Pero nadie sera sancionado por ello.

Pero en el caso del aeropuerto de La Isabela hay ingredients adicionales para alimentar nuestra preocupación. Siempre se ha dicho que esa terminal no ofrece seguridad a sus usuarios por la cercanía del vertedero de basura de Duquesa, debido a que los centenares o miles de garzas que buscan alimento en los desperdicios constituyen un grave peligro para los aviones que aterricen o despeguen en ese espacio que ya las garzas han hecho suyo.

A este respecto, las autoridades dicen haber avanzado mucho en los trabajos del relleno sanitario para eliminar el peligro de las garzas. Pero como la duda es libre, yo dudo. Y me parece una temeridad anunciar prematuramente que la terminal de La Isabela sera puesta en funcionamiento dentro de noventa días, sin haber resuelto del todo el factor «garzas».

Primero las garzas, después los anuncios triunfales.

r.molina@verizon.net.do

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