LOS BUENOS DIAS 
Un concepto muy antiguo: pero débil

LOS BUENOS DIAS <BR>Un concepto muy antiguo: pero débil

RAFAEL MOLINA MORILLO
La transparencia en el manejo de los asuntos públicos no es una moda nueva, como podrían creer muchos. Al contrario, es un concepto que viene de muy lejos, aunque desgraciadamente no acaba de imponerse como norma de conducta entre políticos y funcionarios públicos.

Tiene la transparencia una larga historia intelectual. Ya en el siglo XVII John Locke escribía que todos los hombres son depositarios del derecho de poder “tener vista” de cómo proceden las cosas del Estado.

Que todos “tengan vista” de lo que ocurre al interior del Estado, he ahí la afirmación democrática y plenamente moderna de la transparencia, formulada en el temprano año de 1690. Desde luego, el concepto no nació fácilmente ni se petrificó con los años: ha sido sujeto a un contínuo tira y jala intelectual y político a lo largo de los siglos.

Hoy todo el mundo habla con desparpajo de transparencia, aunque a la hora de practicarla, la mayoría se las ingenian para burlarla. De ahí la necesidad en que se han visto muchas naciones modernas de proveerse de leyes especiales que garanticen el acceso del ciudadano a la información pública que se produce en las esferas oficiales. No siempre esas leyes son efectivas. Muchas veces no pasan de ser meros artículos de decoración legislativa.

La antítesis de la transparencia es el secretismo. En eso somos los dominicanos especialistas. Hoy por hoy rije entre nosotros la cultura del misterio en el manejo de los asuntos de Estado, a pesar de nuestra flamante ley sobre el libre acceso a la información, porque todavía la gente común, no solo los periodistas, no se han dado cuenta de que tienen el derecho de usarla. Más que el derecho, tienen la obligación, si de verdad se quiere fortalecer el Estado de Derecho a que todos aspiramos.

Transparencia: un concepto muy antiguo, pero todavía muy débil en esta media isla.

(r.molina@verizon.net.do)

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