Los buenos, ¿se mueren de cáncer?

Los buenos, ¿se mueren de cáncer?

El cáncer tiene una etiología multifactorial y esto incluye factores psico/neuro/inmunológicos. Este podría ser el mecanismo: el “sobrecogimiento” provoca el organismo a reaccionar como si fuera ante una invasión externa, un microbio por ejemplo, produciendo inflamación y liberación de citosinas, lo cual tiene efecto cancerígeno. Lydia Temoshock observó en sus enfermos de cáncer un tipo de personalidad: responsabilidad, abnegación, puntualidad, perfeccionismo. Propuso designarlos como tipo “C” en contraposición a los tipos “A” y “B”de Friedman y Rosseman. Por este mecanismo se puede comprender más fácil que el tipo Asea propenso a cardiopatías; el tipo B, a las adicciones, y, el tipo C, al cáncer.

Esto parece confirmarse en un estudio de R. Kanai y cols. (2011) sobre diferencias cerebrales entre políticos “liberales” y políticos “conservadores”: “mayor liberalismo se asociaba con incremento del volumen de la materia gris en el córtex cingulado anterior, mientras que mayor conservatismo se asociaba con incremento del volumen de la amígdala derecha. Estos resultados fueron replicados en una muestra independiente con participantes adicionales”. No significa que son liberales o conservadores porque nacieron con tal o cual cerebro, sino que, porque tuvieron tales experiencias de vida construyeron ese cerebro. Es lo que modernamente se define como ‘neuroplasticidad’: el cerebro se construye y reconstruye a sí mismo en virtud de las experiencias. La hipótesis es que los liberales, por sus hábitos ‘perfeccionistas’, provocan un desarrollo mayor de la corteza prefrontal (córtex cingulado anterior), mientras los conservadores, por sus hábitos ‘agresivos’, exhiben un mayor desarrollo de la amígdala (cerebral).

Por otra parte, según otros estudios, la conducta ‘psicopática’ exhibe un menor desarrollo de la corteza prefrontal y un mayor desarrollo de los ganglios basales. Estas son personas “egocéntricos; carentes de sentido de responsabilidad personal y moral; impulsivos, manipuladores y mitómanos… no tienen remordimiento alguno de sus actos… suelen engancharse en alcoholismo, tabaquismo y drogadicción. Además son excelentes actores… En la mayoría de los casos son individuos con altos niveles de inteligencia y una fluencia verbal impresionante”. El doctor Robert Hare, psicólogo criminal y autor del Psychopathy Cheklist (PCL) sugiere que, si se someten al PCL, “muchas de las personas que ocupan puestos de responsabilidad en las altas esferas del poder político y económico serían consideradas psicópatas”.

Esta hipótesis permite definir estructuras cerebrales para tres tipos de políticos: el conservador, el liberal/progresista, y el oportunista, este último con todas las características del tíguere dominicano. Esto explicaría por qué algunos políticos conservadores, Reagan y Margaret Tatcher por ejemplo, se mueren de Alzheimer, mientras tantos líderes de izquierda de América latina se enferman de cáncer. Me explicaría también por qué los izquierdistas son tan difíciles en lograr unidad, mientras las fuerzas conservadoras y los oportunistas tienen más éxito.

De acuerdo con esta variable cerebral, las opiniones políticas no son tan espontáneas y racionales como se podría pensar, sino que las asumimos tempranamente, y luego fluyen de forma semi automática. Confirmaría también que los más perfeccionistas son más propensos a morir de cáncer.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas