Los buitres ilustrados

Los buitres ilustrados

Los dominicanos  no sabemos mucho de buitres, porque sus dominios parecen estar limitados a zonas desérticas o despobladas, donde la carroña (restos humanos o de animales, despojo, podredumbre o desperdicios) es abundante o frecuente.

Sin embargo, aún con una mínima instrucción, a través de libros, revistas, periódicos o cualquier medio electrónico de comunicación, casi todos sabemos cómo son y qué hacen los buitres.

Hemos calificado como vergüenza internacional imperdonable, que los recursos aportados por el mundo para la reconstrucción de Haití no aparecieran o no fuesen liberados con la rapidez necesaria para acortar el sufrimiento del vecino país.

Sin embargo, la desidia, el misterio, las interminables “cumbres” no terminaban y año tras año se recuerda la tragedia con fotos o reportajes conteniendo las mismas imágenes de campamentos improvisados con cientos de miles de seres humanos hacinados compartiendo miserias y sufrimientos.

Ahora, en el fragor de la contienda electoral dominicana, nos damos cuenta de que sí habían estado fluyendo recursos para la reconstrucción y que una empresa propiedad de un legislador dominicano era de las que fueron contratadas para reconstruir, pero, aparentemente, cumpliendo con el principio de que “donde hay carroña aparecerán buitres” el proceso de asignación de obras estuvo contaminado.

Lo sorprendente no es que  el legislador ha defendido con pico y garras sus negocios y bienes adquiridos, sino que, aún siendo una rareza en nuestro territorio, han aparecido unos “buitres ilustrados” especialistas en fabulación preelectoral, justificación de depredaciones al erario y anti-haitianismo a ultranza, que no han escatimado esfuerzos en santificar las acciones del empresario-legislador, porque, en cierta e innegable manera, han sido también buitres alimentados de los despojos del pueblo dominicano.

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