Los caminos del PRD

Los caminos del PRD

La reciente inscripción de Orlando Jorge a la candidatura para secretario general del PRD, sostenida e impulsada por Miguel Vargas a través del núcleo duro que lo rodea, no constituye un simple deseo de éste de tener en ese cargo a alguien con quien se sienta “cómodo”, sino una expresión de la confrontación entre dos concepciones sobre lo que es y debe ser ese partido.

Refleja, la tensión entre quienes se plantean un PRD con una sintonía mínima con sus memorias, símbolos, cultura política de su base y cuadros medios, como quisieron hacer en los primeros meses de la última campaña presidencial y quienes todavía ven en esos atributos partidarios la base para hacer política en la presente y futuras coyunturas.

La personificación de las diferencias, a través de la insinuación y no del planteamiento claro, posibilita que lo aparente predomine sobre lo real: la intención de imponer de manera definitiva la concepción de un PRD sin rostro y sin su significado histórico y social de sus bases aún persisten en su deseos de inclusión social y en su propensión hacia el impulso de luchas sociales y hasta de clases.

Esa personificación del conflicto, más el hecho de que la confrontación se desarrolla en la antesala de dos importantes fechas electorales, permite que personalidades de incuestionable trayectoria democrática justifiquen su no participación en la polémica.

Además, a pesar de ser conscientes de que el intento de “normalización” del PRD de parte del grupo hegemónico tiene como objetivo hacerse de una franquicia partidaria libre del peligro que eventualmente podría tener el significado sociológico-político de las bases de ese partido.

El contexto en que se desarrolla la confrontación también limita el margen de maniobra del grupo de Guido. Muchos sectores que también son conscientes de lo que está en juego, por pusilanimidad los unos y por oportunismo los otros, se alinean al grupo hegemónico dentro del PRD. Lo limita, además, centrar el discurso en que “no se le quiere por su independencia” y por su “posición de frontal oposición al gobierno”, por lo cual, de hecho, él también personifica el conflicto.

El 27 de septiembre, de mantenerse esa fecha para la Convención del PRD y si no cambia sustancialmente el punto en que se encuentra el presente conflicto, será un día de extrema importancia para el futuro de ese partido, porque podría ser el día en que definitivamente se imponga la idea del partido/cualquiera o partido/persona, como dicen algunos teóricos italianos (fenómeno éste que ya es prácticamente un hecho en el caso del PLD) o el día que se mantenga la posibilidad para que su lucha interna asuma un carácter más sustantivo.

Son los dos caminos que tiene ese partido: el “camino de la perdición” o el camino de mantener, como esperanza de cambio, por remoto que parezca, esa una franja importante de sus bases que se resiste a mantenerse como los condenados de esta tierra, por el arbitrario decreto de la caverna del conservadurismo económico, social y eclesial de la sociedad dominicana.

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