Los candidatos debieron decirle: no me defienda compadre

Los candidatos debieron decirle: no me defienda compadre

Los que tenemos años participando o analizando el acontecer político, estamos acostumbrados a ver la conducta de personajes que, al igual que los pavos solo suelen verse o escucharse en las navidades, ellos salen o aumentan su presencia en los procesos electorales. Opinando de todo lo que pueda contribuir a llamar la atención del candidato oficialista o de la oposición. Estar donde cualquiera de los capitanes pueda verlos.
Su presencia cíclica en los procesos electorales se inicia casi siempre apoyando o criticando para ver si aumenta su situación devaluada o disminuida frente al Gobierno, o haciéndole piruetas a la oposición para dar la impresión de que están de su lado, aunque esto último no es necesariamente así, puesto que en muchos casos forma parte de las estrategias de los contrarios para crearles inconvenientes.
Eso ocurre, porque se pone en práctica aquella vieja enseñanza de que, el éxito en política radica en barrer para adentro. Y como todo el mundo sabe que dentro de las cosas que se barren también suelen haber desechos de cualquier tipo, los aceptan para un aparente provecho.
Esa práctica de barrer hacia adentro ha sido aplicada por casi todos los partidos que han logrado masificarse, e incluso para alcanzar el poder. Pero también por algunos partidos y movimientos que buscan enrolarse dentro del grupo de los masificados, aunque sin analizar las consecuencias y dolores de cabeza que esos desechos les pueden ocasionar. Aunque hay que admitir que en muchos casos, esos personajes han logrado sus objetivos, puesto que son osados, inteligentes y con una concepción de la ética y la moral en función del éxito.
Pero además, conociendo las fortalezas y debilidades humanas, no se detienen ante aparentes barreras, y ya sea utilizando escaleras, codazos o escaramuzas, logran penetrar a ciertos sectores hasta lograr alianzas tácticas, incluso con algunos considerados impolutos, en quienes han descubierto que tienen deseos de ascender a las cercanías de poder. Y como los astutos conocen bien esas debilidades, dentro del plan de los partidos de barrer hacia adentro, se valen de ellos para entrar y salir por cualquier puerta delantera o trasera sin perder su esencia. En medio de un proceso electoral como el actual, era entendible que a los partidos de oposición y Gobierno se les haya hecho cuesta arriba utilizar ventiladores para separar los desperdicios. Porque podrían causar polvaredas, provocar estornudos o dispersar los agrupados, pero por lo menos debieron colocarlos en lugares que no estorbaran, que no afectara la fachada, y que no contaminaran. Y si se les hacía difícil lograrlo por sus habilidades, por lo menos debieron decirles: No me defiendas compadre.
Pero como apenas faltan días para el 15 de mayo, la población podrá notar como por arte de magia desaparecen de los escenarios la mayoría de esos personajes cíclicos.
Lógicamente, durante el llamado proceso de transición harán algunas piruetas más a ver si, ya no los capitanes, sino el capitán los nota, porque a final, su naturaleza nunca cambiará.

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