A los verdaderos causantes de la crisis, hasta ahora, esto no les ha afectado, viven su vida más a las ligeras que años atrás y pagan todas las cuentas con sus solvencias inmensas y se quedan, como si no hubieran desembolsado un solo peso o cuantiosos dólares. Los generosos bonos que reciben de sus empresas o del gobierno, no le producen lágrimas, pues son compensados “milagrosamente” por los “servicios que prestan” avasallando al humilde y pasivo pueblo dominicano, pues, no tienen limites ni en salarios, ni en viáticos y otras indelicadezas.

Da pena que no se les caiga la cara por vergüenza propia, ¿Quién no se apearía de un mundo tan sucio y depravado? ¡Se necesita no tener conciencia para compartir con esa legión de bandidos de cuello blanco! Si no son sometidos a la cárcel esa jauría de dominicanos que robaron en bancos, comercios y al Estado, el país está perdido. Ya está bueno de tapar el sol con las manos. Necesitamos, que surjan líderes nacionales capaces de hacer una nueva República Dominicana. La época del compadreo ya hay que eliminarla y limpiar el patrimonio de la nación para siempre. Ya no complacen las simples denuncias y los grandes titulares de prensa.

Hay que llevar a los verdaderos saqueadores del Estado a Najayo o un sitio peor.

La mal llamada prosperidad de nuestro país es una situación que afecta en forma desigual.

Igualmente la crisis. Según estudios que circulan por Internet, las cifras de los ingresos mensuales de los dominicanos son una buena referencia para tener presente, para poder valorar las posibilidades de reducir los números rojos, pero está claro, que la situación no invita a tener  esperanza.

No es posible superar la crisis aún subiendo los impuestos, lo cual es una misión imposible en época de elecciones.

Sólo la recuperación de los fondos robados, estafados o mal obtenidos, podrían apaciguar el ambiente.

Por eso es que hay que volver a Capotillo, como señala José Miguel Soto Jiménez en sus artículos. ¡A luchar por la Quinta República!