Los celos del Señor

Los celos del Señor

TIBERIO CASTELLANOS
Me ha hecho mucha gracia este versículo del Salmo 96 (95) que dice: «porque es grande el Señor y muy famoso». En seguida vinieron a mi mente personajes famosos de hoy en día (porque la fama como el viento también pasa) como Oscar de la Renta o Julio Iglesias o Riky Martin. Y este versículo me hizo recordar otro de uno de los primeros libros de la Biblia (Exodo) que también me llama mucho la atención: «Porque yo, el Señor, tu Dios, soy un Dios celoso».,

Es que esto de la fama y los celos del Señor, me concilian en mi empeño, ya bastante viejo, de aproximar esos muy viejos y celestiales textos a lo terrestre, a lo carnal y a lo cotidiano. Y por ende a algunas de mis interpretaciones del Evangelio. Y pienso que este ser divino, pero también famoso y celoso, como los humanos entendemos la fama y los celos, libra en el interior de cada ser humano, que El creó a su imagen y semejanza, una diaria y ruda batalla contra el demonio, por el logro del bien.

Así entiendo yo esto del libre albedrío que Dios concede a cada hombre, y que incluye, aún para los más santos, la posibilidad de ser tentados por el demonio. Creo, firmemente, que cada vicio, o como es más políticamente correcto decirlo hoy, cada adicción, representa, para aquel que la padece, tener un demonio dentro del cuerpo. La tesis del libre albedrío, en la que yo creo, incluye la posibilidad del hombre de vencer a ese demonio, o a esos demonios que tenemos dentro (porque algunos tenemos una legión), con la ayuda de ese Dios famoso y celoso de su fama.

Los fundadores de se benemérito grupo llamado «Alcohólicos Anónimos» descubrieron que esa lucha por ese demonio interno no termina nunca (y poco importa que ese demonio sea de origen genético o producto de un mal hábito tempranamente adquirido). Que nunca llegaremos a derrotarlo definitivamente, pero que podemos mantenerlo «arrestado» por el resto de nuestras vidas. Un «arresto» permanente que renovamos cada día. Ellos dicen, «cada 24 horas».

Y aquí termino, deseándote que cada día del próximo año 2008, que yo espero me traiga muchas alegrías, puedas tú, como yo espero también, mantener bajo «arresto» tus demonios interiores, con la ayuda de ese Dios celoso y famoso.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas