Los Centros de Atención Integral a la Primera Infancia (Caipi) y los Centros de Atención a la infancia y la Familia (Cafi) trabajan con la finalidad de dar apoyo inclusivo a los niños de escasos recursos económicos y, en especial, a los menores más vulnerables frente al abuso infantil.
Natividad Rodríguez, coordinadora de la Estancia Infantil del Ingenio Arriba, uno de los centros establecidos en Santiago, señaló que los testimonios de las familias que tienen hijos en estas estancias son sumamente halagadores y que les hace construir cada día un compromiso social nunca antes imaginado.
“Más que un trabajo esto es un compromiso moral, espiritual y educacional donde cada día ponemos este granito de arena para que se cumpla con estos programas que ya previamente se ha hecho”, dice.
Por otro lado, Anel Tejeda y Natalie Dupont, técnicos nacional de los Caipi; y la nutricionista Juana Santiago indican que el trabajo no solo se circunscribe a cuidar al menor en ese espacio acondicionado para su salud social, sino que va más allá, acompañando a las familias y ayudándolas a mejorar su calidad de vida.
“Aquí hay niños que cuando llega la hora de ir a la casa no se quieren ir. Cuando llegan las vacaciones tampoco. Es decir, que aquí sienten que están muy bien”, dice Anel Tejeda.
Tejeda manifiesta que en cada una de las casas Caipi laboran unas 40 personas, contando los especialistas que atienden directamente a los niños sin importar su condición, el equipo de apoyo a la calidad, la parte administrativa, los especialistas del equipo multidisciplinario, los agentes y asistentes.
“Es una de nuestras tareas propiciar las condiciones para que las familias y las comunidades se integren en la gestión, al seguimiento y cuidado de los servicios, propiciando así la generación de corresponsabilidad social”.
Para que tengan una idea, dice Tejeda, un Caipi es un Centro de Atención Integral a la Primera Infancia, un centro especializado para la prestación directa de servicios integrales a niños y niñas desde los cuarenta y cinco días de nacidos hasta los 4 años y 11 meses. En cada centro hay 200 niños que viven en su zona.
“Estos centros son gestionados por el Inaipi y están ubicados en territorios vulnerables conforme a criterios sociales, políticos y económicos. Aquí en Santiago tenemos uno en Hato del Yaque, El Ingenio Arriba, Villa Bisonó, Santiago 1, Santiago 3 y Santiago 4”, dijo.
Estos centros cuentan con 10 salas independientes por edad, cada una con los instrumentos, juegos, materiales didácticos y el equipamiento adecuado a la etapa correspondiente, según las necesidades y exigencias para el buen desarrollo de los pequeños.