Los ciudadanos en el sillón del dentista

Los ciudadanos en el sillón del dentista

La práctica en los ayuntamientos de negar a los munícipes informaciones que deben ser del conocimiento y dominio público previo a la adopción de disposiciones que afectarán a la población, convierten a los ciudadanos en especie de pacientes parecidos a los que aglutinan en una jornada de acción cívica para ser sentados en el sillón de un dentista.

Todos conocemos la situación que se vive en esas jornadas para extraer… piezas dentales. Inmediatamente el paciente se sientan para ser intervenido, el primer mandato que recibe es que abra la boca. Se inicia un «diálogo consensuado» en donde el civilizado profesional explora, habla, pregunta, y los pacientes responden con gestos corporales, guturaciones, y onomatopeyas. Ayy… unhhh… unjú…

Luego de realizadas las extracciones correspondientes, curan, entaponan, regalan un calmante, y le recomiendan no quitarse el algodón hasta que lleguen a sus casas. A manera de aceptación, los pacientes levantan las manos y gesticulan afirmativamente… Igualito que en la Sala Capitular para los regidores aprobar proyectos sin conocer ni estudiar su contenido.

Para un regidor constituye una odisea conseguir previamente el documento de algún anteproyecto que se vaya a discutir en la Sala Capitular del Ayuntamiento del Distrito Nacional (ADN) o en la de los cabildos de la provincia que lo circunda. Y si esa dificultad es para un regidor, imagínese para un ciudadano interesado.

En el ADN el procedimiento previo a la sesión es simple. Todos los ediles, o casi todos desconocen el anteproyecto que deberán discutir o sancionar. Se les entrega solamente una hoja conteniendo los temas de agenda. Hasta que el documento no se lee en la sala, los contenidos de las propuestas son de conocimiento discrecional del bufete directivo y de la parte interesada que lo somete. Por ejemplo, en octubre del pasado año fue aprobado casi a unanimidad pagar la recogida y disposición final de la basura a un precio de 24 dólares tonelada desconociendo los regidores cuánto cuesta recoger una tonelada. Y de los trastornos que provoca tan irracional elevado precio en el desequilibrio presupuestario y económico del ayuntamiento. ¿Cuál precio de costo tenían para justificar establecer en 24 dólares la tonelada? ¿Sabe el ciudadano cuál es el costo real de una tonelada de basura colocada en el vertedero de Duquesa?

No es adecuado hacer comparaciones de nuestras débiles instituciones con la de los países desarrollados. Y menos aún en procedimientos y normativas de orden parlamentario por razones obvias. Pero vamos a comparar parte de los procedimientos de los ayuntamientos con los de nuestro Congreso Nacional. En el Congreso, cuando un anteproyecto es sometido, sin importar de quien haya sido la iniciativa, inmediatamente llega el documento a las oficinas de secretarías de las cámaras será de debate público. El legislador, el periodista, o cualquier ciudadano interesado que requiera una copia previo o posterior a los debates en la asamblea se le otorga. Si ha sido discutido y enviado a comisión de igual forma el ciudadano recibe el documento. En cambio, en los ayuntamientos solo es posible obtenerlo cuando ha sido aprobado y convertido en resolución. A veces si es enviado a comisión.

El periódico El Expreso correspondiente al 17 de septiembre dio a conocer que «cobrarían la basura con el agua y la luz». Que «entre los planes para ser más eficiente el sistema de cobro, el Ayuntamiento del Distrito Nacional contempla la posibilidad de unificar la factura por servicio de la recogida de basura a la de agua y la energía eléctrica».

El Hoy del 26 de diciembre reseña declaraciones del presidente del ayuntamiento Gabriel Castro donde informa que el presupuesto del año 2004 «asciende a RD$2,250 millones». Y el secretario general Dominicano Contreras a través del Diario Libre del 2 de enero dio a conocer que «el presupuesto de este año tiene ingresos estimados de 1,272.9 millones; RD$852.9 millones más que el 2003». Pero la fuente de los ingresos, la implementación de nuevos arbitrios y el incremento de los que ya existen a fin de sustentar el presupuesto lo ignora la población. Y también los regidores.

Se aprecia que no hay correspondencia lógica entre las cifras dadas por los funcionarios. La diferencia entre las estimaciones de ingresos y el presupuesto de gastos es abismal. Pero son declaraciones de los dos ejecutivos más importantes del ayuntamiento después del alcalde. ¿Cuál es el monto real del presupuesto? Realmente, ¿quién conoce el presupuesto del ADN para el 2004?

La tarde del 22 de diciembre fue la última sesión del año pasado en el ADN. En la hoja de agenda para esa sesión, estaba el «Anteproyecto del Estimaciones de Ingresos y Presupuesto de Gastos para el Año 2004». Y el «Anteproyecto sobre cobro de la basura por la Empresa AAA». En la mañana de ese día como ciudadano interesado fui a los bloques de regidores del PLD y PRD requiriéndole a quienes me representan detalles de las prepuestas. La repuesta de los regidores fue que desconocían ambos anteproyectos. Me sugirieron acudir a la oficina de secretaría de la Sala Capitular.

En esa secretaría solicité copias de los anteproyectos. Me dijeron que no era posible. Le argumenté que eran propuestas de derecho al conocimiento público porque concernía a toda la ciudadanía, y le expliqué cómo procede en las secretarías de las cámaras del Congreso. La respuesta fue categórica. Solo era factible por instrucciones del alcalde o del presidente del ayuntamiento.Fue como haber recibido el cobro de la basura en la factura de energía eléctrica. Y sentí que era considerado un regidor más sentado en el sillón del dentista porque me quedé: con la boca abierta.

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